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Reportaje:LA CIUDAD ALTERNATIVA

Manzanas sin brillo, pero sin cera

Los nuevos supermercados naturales venden productos cultivados lejos de la química

Ana Alfageme

A. A. Las cajas ofrecen manzanas a 125 pesetas el kilo, naranjas con no muy buena pinta a 140, alcachofas a 340 o col china a 180. Así hasta 28 hortalizas y frutas distintas, todas biológicas; es decir, crecidas sin que les toque un ápice de química. Por eso, Jesús Aroca, un hombre pálido de 40 años, que se gana la vida vigilando un museo, pero que se considera pintor y que además de vegetariano es higienista -es decir, que prefiere comer las cosas crudas-, no duda en hacer la compra al salir del trabajo y pasarse por la calle de las Huertas -precisamente- camino de su casa de Carabanchel.

En un mercado próximo, las manzanas valen lo mismo, y las naranjas y las alcachofas, la mitad. "Si eres vegetariano", dice Gustavo García Bueno, el dueño -de la tienda, "puedes permitirte -el lujo de pagar 400 pesetas por -unas alcachofas fantásticas en -vez de comer carne hormonada a 1.000 pesetas el kilo o morder manzanas que tienen cera para que luego brillen".

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El higienista no fuma, no bebe y apenas prueba, como dice él, "los lácteos y las féculas". No tiene calefacción en casa -"una buena bata y un jersey gordo, nada más"- y es vegetariano desde hace 14 años, cuando en Madrid era impensable encontrar un sitio así. Desde entonces no sabe lo que es un resfriado. Saca unas bolsas de El Corte Inglés -las recicla- y las llena de alcachofas, col china, naranjas "Y limones", dice, "porque estoy haciendo una cura". Luego, se marchará a casa, a cenar un asado de boniatos y fruta dulce. A su lado, una chica que mete manzanas en una bolsa de plástico biodegradable dice que el otro día hizo la prueba con unos conocidos y que las manzanas biológicas estaban mucho mejor.

En los estantes de la tienda, 500 productos distintos, desde piruletas de regaliz sin azúcar -a 65 pesetas- hasta potitos, cervezas y vino biológicos. Es decir, todo lo que ha crecido sin abonos o pesticidas químicos, e incluso más: las hortalizas de cultivo biodinámico (las que se siembran en momentos determinados, teniendo en cuenta la posición de las estrellas y en una tierra preparada para acoger la semilla). Todo rodeado por cosméticos a base de aceites naturales, compresas con celulosa sin teñir y cuadernos de papel reciclado.

"El interés es creciente de mes en mes", dice Gustavo, que abrió Mercaverde en mayo de 1992, que es vegetariano, aunque no le hace ascos a la carne biológica, y estudia acupuntura. Los únicos alimentos madrileños de la tienda son unos yogures biológicos de una finca de Camorritos, la única en la región que tiene las bendiciones del organismo oficial dependiente del Ministerio de Agricultura, el Consejo Regulador de la Agricultura Biológica.Gustavo asegura que lo que más se vende es, después de las frutas y verduras, la pasta integral -que cuesta el doble que la refinada- y el arroz integral que sale más barato. Y que el público, aparte de la gente del barrio y de algún que otro actor como Berta Riaza, es enviado por los médicos naturistas, que les prescriben dietas con alimentos integrales.

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'Tofuvegetarianos'

"Y lo que yo llamo tofuvegetarianos ", se ríe, "los que son vegetarianos, pero sólo toman cosas elaborados a base de tofu, que es un queso a base de soja. Tiendas como ésta hay cinco más en la Comunidad de Madrid, según el Teléfono Verde (447 77 77, empresa privada que orienta a los interesados). Una de ellas fue abierta hace poco más de un mes en Las Rozas siguiendo la obsesión del propietario, Melquiades Rodríguez. Acostumbrado al pollo de corral -"porque soy de pueblo", dice-, el que encontraba en las tiendas era incomible.

Luego preguntó a quienes visitaban otros establecimientos verdes. Llegó a la conclusión de que había mercado: "Querían sitios donde poder hacer toda la compra". Y por eso abrió su Despensa Ecológica, que tiene ya 200 artículos, todos comestibles.

Melquiades no es vegetariano y por eso venderá también ternera de Zamora -con el aval solicitado- que crían unos amigos a 1.900 pesetas el kilo. Y pollos y lechazo. "Al principio", dice Estela, la encargada, "venían los que ya consumen estos productos, pero luego se colaba el curioso que se llevaba un yogur para probar, o sal marina. Y desde mediados de mes cada vez viene más gente".

Carmen Soto es más veterana. Su herboristería, al lado de la Gran Vía, era hace 10 años una tienda de regalos. Ahora tiene fruta y verdura de vez en cuando, comprimidos de plantas, queso, hamburguesas vegetales, revistas... y lo que ella milita: "No te olvides de tomarte eso por la noche", le dice a una clienta sobre unas hierbas.

Lo que más vende es bollería y pasta integral. Dice que ahora hay más pasión por los alimentos sanos que antes: "Debe ser porque hemos entrado en la era de Acuario".

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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