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Francia envía un portaaviones al Adriático tras la muerte de dos de sus 'cascos azules'

Los franceses se debatían ayer entre dos sentimientos contradictorios: la convicción de que las guerras de los Balcanes sólo podrán ser detenidas por una masiva intervención militar occidental y la inquietud por la seguridad de las fuerzas allí destacadas bajo la bandera de la ONU. Entretanto, el Gobierno francés daba un paso adelante en su compromiso militar anunciando el envío al mar Adriático de un grupo aeronaval de ocho navíos encabezado por el portaaviones Clemenceau. El presidente francés, François Mitterrand, pidió el lunes por la noche a su colega croata, Franjo Tudjman, garantías de seguridad para los cascos azules galos.

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Apoyado, entre otros, por una fragata antiaérea, una fragata antisubmarinos, un petrolero y un buque de transporte de lanchas de desembarco, el Clemenceau zarpará de Tolón mañana, jueves, y necesitará tres o cuatro días para llegar al Adriático. Pierre Joxe, ministro de Defensa, justificó el envío de esa flotilla por la necesidad de proteger a las tropas francesas de los actuales combates entre croatas y serbios en la región de Krajina.Francia está pagando en los Balcanes un pesado tributo de sangre. El pasado martes, dos soldados franceses murieron en Krajina. De los 23 cascos azules fallecidos en las repúblicas de la ex Yugoslavia, 11 son de nacionalidad francesa. El Ministerio de Defensa en París aseguró ayer que no contempla una evacuación de sus soldados presentes en los Balcanes, pero informó que éstos estaban siendo "reagrupados".

El presidente de la República francesa, François Mitterrand, habló el lunes por la noche telefónicamente con su colega croata, Franjo Tudjman, para pedirle firmemente que garantice la seguridad de los cascos azules, en general, y de los franceses, en particular. Diversos líderes políticos y la mayoría de los medios de comunicación ponían el acento en el "fracaso" de las fuerzas de la ONU presentes en la antigua Yugoslavia, en su "indefensión" ante las múltiples agresiones de que son objeto y en el "elevado precio de sangre" que están pagando.

Se subrayaba el hecho de que los conflictos balcánicos ya le han costado a Francia mas vidas que la guerra contra Irak, en la que murieron siete de sus, soldados.

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Escepticismo

"Nuestros soldados están hundidos en una trampa mortal", declaró el diputado gaullista Patrick Devedjian. Devedjian aseguró que "la misión de desarme de las milicias y apoyo al regreso de los, refugiados" de los cascos azules es "un fracaso total", y pidió la "retirada inmediata de las unidades francesas expuestas inútilmente" en las zonas de combate de Croacia y Bosnia. El ultraderechista Jean-Marie Le Pen exigió que se ponga punto final a "un humanitarismo que tan caro cuesta a nuestros soldados".

El escepticismo empezaba a ganar también a la mayoría socialista. "Harán falta decenas de miles de soldados para mantener la paz en la antigua Yugoslavia, y deberán quedarse allí años", dijo Laurent Fabius. El ex primer ministro se hacía eco de un reciente comentario de Mitterrand expresando su escepticismo respecto al envío masivo de fuerzas terrestres occidentales que preconizan los numerosos intelectuales franceses simpatizantes de las causas croata y bosnia.

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