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Los inspectores de la ONU llegan a Bagdad para supervisar la destrucción del arsenal químico iraquí

Ramón Lobo

"Hemos encontrado un ambiente distinto", explicó Kevin Saint Louis, jefe de la delegación permanente de la Comisión Especial de la ONU en Bagdad, nada más pisar ayer la capital iraquí, con 15 días de retraso sobre la fecha prevista del 6 de enero. Pese a haber sido acusados de espías por las autoridades iraquíes, el jefe de la ONU en Bagdad fue claro: "Yo, personalmente, no tengo miedo". Saint Luois y sus hombres llegaron para reanudar el programa de desmantelamiento de armas de destrucción masiva iraquíes, en particular químicas, cuya cancelación por Bagdad fue una de las razones argüidas por la coalición occidental para atacar a Irak. Ayer mismo, al poco de la llegada de los especialistas de la ONU, un avión nortemericano destruyó un radar iraquí en la zona de exclusión aérea al norte del paralelo 36.

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La noticia del ataque aéreo no llegó inmediatamente a la calle en Bagdad, por el silencio de los medios de comunicación. Las primeras reacciones ofrecidas por los ciudadanos a quienes se les contó la nueva eran de sorpresa y de decepción: no esperaban que apenas a las 17 horas de la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca hubiera una muestra de agresividad norteamericana como si George Bush, al que muchos veían empeñado en una cuestión personal con el presidente Sadam Husein, siguiera en la presidencia. Esta sorpresa inicial fue seguida por una comunicación oficial del Gobierno iraquí en la que se condenaba el ataque, que se produjo a las 13.00 horas (11.00 hora española), a 16 kilómetros al sur de Mosul, por encima del paralelo 36.El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraquí señaló que el ataque "es una provocación", pues se dirigió a "objetivos civiles". A pesar de ello, reiteró que "Irak sigue comprometido con el alto el fuego".

Antes de que trascendiera este incidente, habían llegado a Bagdad los expertos de las Naciones Unidas encargados de desmantelar las armas de destrucción masiva iraquíes. En la puerta del hotel Ishtar Sheraton, rodeado por un a nube de periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos, un Saint Louis sonriente y sorprendido por el recibimiento se declaró optimista ante la tarea que tienen por delante él y su equipo: "Esta vez hemos encontrado muy buena disposición entre los iraquíes en el aeropuerto de Habaniya; nos han ayudado mucho con los trámites. Apenas hemos tardado una hora en pasar 52 personas".

Cooperación gubernamental

"Esperamos de las autoridades iraquíes la colaboración necesaria para poder trabajar con normalidad", añadió antes de confirmar que para hoy está prevista la llegada de otro grupo de 19 inspectores del equipo de destrucción de armas químicas. El neozelandés Tim Sopp fue el primero en llegar a Bagdad a bordo de un todoterreno blanco. "Todo ha ido muy bien, el viaje desde Bahrein ha sido muy tranquilo y seguro". "Estoy contento de haber vuelto", confesó mientras recogía los bultos.

Con la llegada de este equipo se ha puesto fin a un largo enfrentamiento diplomático entre el Gobierno de Irak y las Naciones Unidas que llevó a Estados Unidos a ordenar, aduciendo el incumplimiento de las resoluciones de la ONU por parte de Irak, los bombardeos del sur del país y de Bagdad. Saint Louis declaró que no teme por su integridad física, ni espera un ambiente especialmente hostil en los próximos días.

Esta vez, como antes de empezar las vacaciones de Navidad el pasado 17 de diciembre, todos estarán juntos en el mismo hotel y saldrán a la calle en grupos no inferiores a cuatro y comunicados permanentemente por radioteléfono. Ésta es una medida de precaución y seguridad que se puso en marcha tras los problemas de septiembre, cuando hubo manifestaciones en su contra, intentos de agresión con monedas y en el hotel les tuvieron. tres semanas sin limpiar la habitación ni cambiar las sábanas.

Paul Brough, norteamericano como Kevin, y responsable del grupo encargado de la destrucción de las armas químicas, declaró al descender del autobús: "Se ha producido una pausa en la destrucción del armamento y ahora esperamos poder reanudar nuestro trabajo. Todas las armas de destrucción masiva descubiertas están localizadas e identificadas". Antes de las vacaciones "la cooperación con los iraquíes era buena en este terreno y esperamos mantenerla", dijo.

Ningún miembro de la ONU quiso hacer valoraciones sobre el bombardeo de la presunta instalación nuclear de Zufaraniyán, donde aseguran no haber estado nunca, pues ese es un trabajo de las misiones especiales, la última de las cuales fue dirigida por el griego Dimitri Perikós en noviembre. Tampoco se pronunciaron sobre cómo puede incidir el cambio de presidencia en Estados Unidos en la presente crisis.

Cinco vuelos más

En Nueva York, Rolf Ekeus, presidente de la comisión de la ONU responsable de la destrucción de las armas iraquíes, manifestó que el ataque aéreo de ayer no afectará a sus planes de enviar cinco aviones más con técnicos. "No vemos ninguna conexión entre estos vuelos y los incidentes en el norte de Irak", señaló. De hecho, las autoridades iraquíes han autorizado la llegada, hoy, de nuevos vuelos.

Por la mañana, mientras los inspectores de la ONU cruzaban libremente la zona de exclusión aérea al sur del paralelo 32, las autoridades iraquíes inauguraron la fábrica de leche en polvo para niños de Bilady, situada a 25 kilómetros al oeste de Bagdad. El centro se hizo famoso cuando resultó destruido hace dos años por, la aviación aliada bajo la acusación de ser una planta de fabricación de armas

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