Clinton abrió las puertas de la Casa Blanca a 2.500 ciudadanos
El presidente norteamericano, Bill Clinton, renovó ayer su récord como campeón mundial en estrechar manos, al recibir en la Casa Blanca a 2.500 ciudadanos que habían sido elegidos al azar entre unas 90.000 peticiones. Clinton demostró ayer que si el presidente Franklin Roosevelt podía saludar a 50 personas por minuto, él es además capaz de mirar a los ojos de los ciudadanos y decirles que no les defraudará. El presidente abrió las puertas de la Casa Blanca en el primer día de un mandato que quiere que se caracterice por su sensibilidad ante los problemas de la calle.
"Me honra que hayan traido su bebé hasta la Casa Blanca. Espero que colaboren con nosotros en levantar América", le decía a una pareja de California. "Muchas gracias por el servicio que está realizando para el país" le respondía un militar. "Bonita chaqueta, vienes muy elegante", le comentaba a un niño. Un retrato de Gerge Washington presidía la sala diplomática de la Casa Blanca donde dos millares de norteamericanos felicitaron personalmente al hombre que les ha prometido perseguir el sueño del cambio.Las fiestas de esta semana marathoniana de celebraciones se están agotando y se acerca el momento de ponerse a trabajar en asuntos prácticos. El nuevo equipo que sustituye a la Administración republicana se movía ayer frenéticamente por el interior de la residencia del Ejecutivo tratando de encontrar sus despachos. Trabajadores de mantenimiento cambiaban las chapas de las puertas con los nombres, de los hombres y mujeres que trabajarán para Clinton.
El despacho del portavoz de la Casa Blanca era adjudicado al director de comunicaciones, George Stephanopuolos y no a la sustituta de Marlin Fitzwater, Dee Dee Myers, que ante la estupefacción de la prensa acreditada buscaba una nueva oficina en un edificio adyacente.
Una fiesta en cada esquina
La ciudad de Washington todavía se estaba recuperando de los efectos de la noche del miercóles donde en cada esquina había una fiesta y donde era imposible circular. El metro estaba colapsado por trajes de etiqueta y lentejuelas de colores de los 90.000 ciudadanos que ayer bailaron por Clinton.
El presidente y su esposa Hillary, que vestía un traje morado de encaje con incrustaciones de brillantes, bailaron sucesivamente al son de It had to be you en su recorrido por las 11 fiestas oficiales de inauguración, cuya entrada costaba entre 1.500 y 125 dólares, que ayer convirtieron la fría ciudad de Washington en un paraíso musical. Un grupo de artistas entre los que estaban: Barbara Streissand, Goldie Hawn, Michael Jackson, Kathleen Turner, Lauren Bacall, Jack Lemmon, Kim Bassinger y Alec Baldwin se permitían el lujo de asistir a varios de los bailes.
A las once de la noche, Clinton llegó a la gran carpa de circo del baile organizado conjuntamente por los municipios de Washington y Nueva York. El músico Clarence Clemmons, acercó su saxo al presidente que tocó para los asistentes la canción de James Brown, Night Train. Las 10.000 personas que habían estado esperando durante tres horas y media no cabían dentro de sí de júbilo.
Al finalizar la canción, Clinton anunció que había llegado el momento de poner manos a la obra "a partir de ahora me voy a dedicar a mi otro trabajo", dijo. "De todas maneras es bueno saber que te puedes dedicar a algo más si la presidencia no sale bien", le contestó el saxofonista Clemons.
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