Sadam ofrece un alto el fuego a Clinton para evitar una nueva guerra en el Golfo
George Bush, un presidente caracterizado por su resolución en el uso de la fuerza militar, deja hoy el poder en manos de Bill Clinton, unantiguo pacifista a quien se obliga ahora a tomar una decisión dramática en relación con Irak: lanzar una guerra a gran escala o mantener la estrategia de respuestas militares limitadas. A última hora de ayer, Sadam Husein lanzó una oferta de diálogo a la Administración demócrata, que ésta acogió con mucha cautela.
Bill Clinton jura hoy como el 42º presidente de Estados Unidos en las peores condiciones que podría haber imaginado. No sólo porque será el primer mandatario norteamericano desde Richard Nixon que asume la presidencia en medio de una crisis militar, sino porque, a diferencia del protagonista del Watergate, que se encontró con la guerra de Vietnam, el nuevo líder demócrata hereda una crisis. a la que no se le ve una solución fácil a corto plazo.Ayer, víspera del traspaso de poderes en Estados Unidos, se reprodujeron los enfrentamientos bélicos en Irak. Dos nuevas escaramuzas en la zona de exclusión aérea al norte del país causaron la muerte de tres iraquíes. Además, el aún presidente George Bush ordenó el envío de otro portaaviones norteamericano a la zona.
Pero el presidente iraquí, Sadam Husein, ofreció ayer una rama de olivo al próximo inquilino de la Casa Blanca con una oferta de alto el fuego en la zona y la autorización para que los observadores de la ONU puedan volar a Bagdad desde Bahrein e.. las condiciones exigidas por el Consejo de Seguridad.
La nueva oferta, considerada muy interesante" por el embajador ruso ante Naciones Unidas, fue calificada de "alentadora" por fuentes del Pentágono. Rolk Ekeus, presidente de la comisión de la ONU encargada de desmantelar los arsenales militares iraquíes, afirmó anoche que los vuelos de inspección se reanudarán lo antes posible. Irak ofreció a Ekeus garantías sobre la seguridad del personal y de los aviones.
Pasa a la página 3 Más información en las páginas 4 y 5 Editorial en la página 14
Sadam envía señales de apaciguamiento a Clinton
Viene de la primera página
Sadam Husein intenta impresionar al futuro presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en las horas previas a su toma de posesión. A través de un comunicado, el Consejo de la Revolución ordenó ayer hacia las 19.30 de la tarde de ayer (hora peninsular española) un alto el fuego unilateral a partir de las ocho de la mañana de hoy, seis de la mañana en España, "en expresión de buena voluntad hacia el presidente electo Bill Clinton". Esto quiere decir que las baterías antiaéreas Iraquíes dejarán de disparar contra los aviones aliados, aunque entren en cualquiera de las llamadas zonas de exclusión aérea decretadas por los aliados al norte y sur de los paralelos 36 y 32, respectivamente.
La medida pretende, dice el texto oficial, "dar la oportunidad a la nueva Administración y estudiar la prohibición impuesta a los vuelos iraquíes en zonas del norte y sur del país". El Consejo de la Revolución reitera que fueron establecidas de "forma unilateral e injustificada por la anterior Administración". Tras enterrar ya en el pasado a George Bush, el comunicado continúa: "Esperamos que los próximos meses sean suficientes para estudiar el tema".
Poco después, las autoridades iraquíes daban otra señal de apaciguamiento a la nueva Administración norteamericana al dar Iuz verde" a la reanudación de los vuelos de Naciones Unidas a partir del vecino emirato de Bahrein, que había sido una de las manzanas de la discordia durante los últimos días.
La jornada previa al cambio de presidente en Estados Unidos se ha vivido en Irak con especial intensidad. Sadam Husein, a través de su secretario, ha enviado una carta abierta a Bill Clinton, en la que dice: "Usted ha triunfado en las elecciones con una propuesta de cambio y con un llamamiento a una nueva política nacional e internacional. Lo que significa que, si el pueblo norteamericano le ha votado, es que desea ese cambio". En otro momento, la carta acusa a Bush de tratar de envolver a la nueva Administración en una crisis para vengarse de su derrota electoral.
Mientras, en Bagdad, la gente no confía en las propuestas de Sadam, ni en las propiedades milagrosas de un mero cambio de nombres y las calles se vacían ostensiblemente por la noche. "Es por el ataque del domingo", dice Karim, "tenemos miedo de lo que pueda pasar". El misil que cayó, sobre el hotel Al Rashid, cuyos efectos ha difundido hasta la saciedad la televisión oficial, demuestra que el peligro es real.45 muertos
El último balance oficial de muertos por los diversos ataques es de 45. Los restaurantes populares y de lujo que eran hasta hace una semana centro del bullicio, ahora están semivacíos. "Es por miedo y porque no hay dinero", dice Ahmed, un camarero de uno de los restaurantes libaneses de Bagdad. Pese al gesto de buena voluntad recogido en el comunicado del Consejo de la Revolución, la seguridad es máxima en Bagdad, una ciudad acostumbrada a convivir con todo tipo de uniformes armados.
Las baterías antiaéreas siguen en máxima tensión, escrutando los cielos en busca de enemigos invisibles. Hoy no se han producido falsas alarmas. Las baterías están situadas en los edificios oficiales. En el Ministerio de Información, encima de la sala de prensa, tenemos una. La que en la noche del domingo empujó a muchos periodistas a arrojarse al suelo y taparse las cabezas con las manos. En el río Tigris, cerca del hotel Al Mansour, que perteneció a la cadena española Meliá, hay otra a ras de tierra. Todas las baterías están próximas a instalaciones civiles.
La noticia de la salida de Nápoles de un nuevo portaaviones estadounidense, el Kennedy, para reforzar la presencia militar aliada en la zona, preocupa. Aunque no hay reacción oficial, algunos funcionarios preguntan perplejos: "Eso, ¿quién lo ha decidido, Bush o Clinton?" Los iraquíes están deseando que se vaya Bush y llegue Clinton.
En el hospital Al Yarmuk, donde se encuentran algunos de los heridos del céntrico hotel Al Rashid, una enfermera rubia, entrada en la cuarentena, espetó muy excitada en el vestíbulo, en una extraña mezcla de árabe e inglés: "Odio a Bush", mientras se cogía con rabia la garganta, como queriendo demostrar que estaba dispuesta a estrangularle con sus manos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Sadam Husein
- Observadores internacionales
- Resoluciones ONU
- Exclusión aérea
- Bill Clinton
- Guerra Golfo
- Mediación internacional
- Contactos oficiales
- Irak
- Bombardeos
- Ataques militares
- Proceso paz
- Estados Unidos
- Acción militar
- Oriente próximo
- Política exterior
- ONU
- Guerra
- Asia
- Gobierno
- Conflictos
- Organizaciones internacionales
- Administración Estado
- Política
- Administración pública