"¿Cree que los iraquíes nos atacarán?"
EE UU envía misiles Patriot para calmar a Kuwait
Washington trató ayer de calmar a Kuwait, un país aliado de Estados Unidos donde los letreros de bienvenida son grandes flechas rojas que apuntan a los refugios subterráneos del aeropuerto. "Uno nunca sabe", comentó un policía kuwaití al devolver el pasaporte tras una minuciosa inspección. "Hemos recibidos centenares de periodistas", dijo mitad con orgullo, mitad con temor. Miró a ambos lados y bajó la voz. "Usted viene de fuera. Debe saber: ¿Cree que los iraquíes van a volver a atacarnos?".Para disuadir de ese temido ataque o, en caso de que llegue a producirse, para que no tenga trascendencia, Estados Unidos envió ayer al emirato un número indeterminado de baterías de misiles anti misiles Patriot, que ya actuaron con éxito hace dos años durante el desarrollo de la operación Tormenta del Desierto.
Muchos kuwaitíes dicen que el presidente iraquí puede volver a apretar en cualquier momento el gatillo de sus cohetes Scud aunque sea sólo para empañar la despedida de George Bush. Otros no creen que el atrevimiento de Bagdad llegue a ese extremo, pero han llenado los depósitos de sus todoterreno de lujo por si de pronto hay que huir (le la capital. "Conocemos a Sadam. Es capaz de cualquier cosa" declaró un empleado bancario kuwaití que compraba agua embotellada y alimentos enlatados en, un supermercado céntrico.
El Gobierno, cuya prensa ha logrado preservar el estado de psicosis de guerra dos años después de la expulsión de los invasores iraquíes, no está dispuesto a correr riesgos.
El ministro de Exteriores, el jeque Sabaj al Ahmed al Sabaj, anuncio ayer algo que sus conciudadanos esperaba ansiosamente desde hace días. Estados Unidos, dijo, está enviando baterías anti misiles Patriot. "Tenemos que pensar en nuestra salvación", añadió.
Aire de admiración
Emplazadas en la periferia de la capital, esas baterías que se asemejan a inmensas cajas de zapatos en posición oblicua, devolverán al paisaje urbano de Kuwait el aire de la admiración árabe por la tec nología militar norteamericana
En los periódicos e informativos locales, las estrellas son los 1.100 hombres de la primera división de caballería del Ejército norteamericano acantonada en Tejas. Ya han comenzado a acampar al sur de la frontera con Irak seguidos, inevitablemente -por enjambres de reporteros norteamericanos y kuwaitíes.
Apoyados por vehículos de combate, los soldados van a reforzar las defensas kuwaitíes en la todavía tenue línea de demarcación al sur de la zona desmilitarizada.
El comandante de la fuerza, el fornido coronel Robert Frix, no parece preocupado por una sorpresiva acción iraquí. Y si la hay, declaró ayer con aplomo, los norteamericanos tienen suficiente poderío militar en la zona como para contrarrestarla de inmediato. Sin embargo, los kuwaitíes no parecen estar muy seguros de eso. No lo dicen abiertamente, pero el Gobierno ya ha solicitado además tropas de Francia y Gran Bretaña, los países con los que el emirato ha firmado pactos de cooperación militar y de defensa mutua que se extienden hacia el final del siglo. Todavía no ha habido respuesta de Londres ni de París, pero los kuwaitíes, no cabe duda, van a insistir.
La idea, cuya ejecución el emirato está dispuesto a financiar, es montar un aparato occidental de defensa en la retaguardia de la fuerza de 3.500 cascos azules de las Naciones Unidas que Kuwait quisiera ver en su frontera norte lo antes posible.
Como era de esperar, Irán ha reaccionado airadamente al envío de los Patriot, lo que percibe como una maniobra destinada a perpetuar el poder militar norteamericano en el golfo Pérsico a fin de aumentar el control de los colosales recursos petroleros de la región.
Pero incluso entre los amigos de los Al Sabaj han comenzado a surgir dudas que hasta hace poco sólo se susurraban. Ayer el diario Gulf News que se publica en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) por primera vez sugirió desembozadamente que detrás de la última crisis con Irak se mueve una lucrativa conjura de la industria bélica norteamericana.
Mantener las ventas
La operación Tormenta del De sierto liberó Kuwait pero también ofreció un espectáculo de gala para los ricos estados árabes de la tecnología militar que está efectivamente a la venta. "Qui zás para mantener las ventas en alto, la situación (de tensión o conflicto en el golfo) debe ser mantenida. Con ese fin, resulta necesario que continue la escala da de tensión", dijo el editorial del diario. En las actuales circunstancias no va a ser difícil, sobretodo en Kuwait, donde el miedo a Sadam y la continua evocación de las atrocidades cometidas por sus tropas durante los siete meses de la ocupación iraquí cala hondo en la conciencia popular. No sorprende, por lo tanto, que el presupuesto militar kuwaití domine los otros renglones de la economía.
El Congreso norteamericano aprobó el año pasado un plan para vender a Kuwait sistemas de defensa aérea que incluye baterías Patriot y misiles Hawk. Según funcionarios kuwaitíes, el emirato firmará un contrato por un valor de 2.500 millones de dólares con los fabricantes norteamericanos este año.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.