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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lo auténtico y lo falso

Hay cosas que no son verdaderas pero sí auténticas, de igual manera que existen cosas auténticamente falsas: ésta es la conclusión a la que puede llegarse tras un recorrido por las cuatro exposiciones que el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) ha inaugurado estas dos últimas semanas, una oferta ciertamente plural que incluye desde una colección de obra gráfica de Dalí hasta un conjunto de trabajos recientes de Muntadas, pasando por una muestra de anarquitecturas de Gordon Matta-Clark y otra de paisajes de Hamish Fulton.La exposición de Dalí se presenta como una especie de trabajo documental, producto de las investigaciones de Rainer Michel Mason, conservador del Cabinet des Estampes de Ginebra. Se trata de una selección de algo más de 50 piezas sobre papel concebidas sobre todo como ilustraciones de libros. entre 1930 y 1934. Y el problema es elucidar en qué medida ese conjunto de obra gráfica puede ser auténticamente atribuido a Dalí. Las conclusiones de Mason conducen a la idea de que, si bien no fue el propio Dalí quien realizase materialmente esos grabados, no hay motivo para negarles la autenticidad en su más profunda dimensión.

Dalí verdadero / Grabado falso

Instituto Valenciano de Arte Moderno. Centro Julio González. Guillem de Castro, 118. Valencia. Hasta el 7 de febrero.Gordon Matta-Clark IVAM. Centre Julio González. Guillem de Castro, 118. Valencia. Hasta el 31 de enero. Hamish Fulton Muntadas: Stadium VIII IVAM. Centre del Carme. Musco, 2. Valencia. Hasta el 14 de febrero.

La retrospectiva de Gordon Matta-Clark no confronta en apariencia estos problemas, pero también lleva a pensar en ellos. Su trabajo parte igualmente del surrealismo, al menos en la medida en que pueda reconocerse en él la influencia de su padre, el pintor y arquitecto Roberto Matta, de donde procedía tal vez su interés por la descomposición de los espacios. Pero lo cierto es que la trayectoria de Matta-Clark, iniciada hacia finales de los sesenta y truncada prematuramente en 1978, se inscribe mejor en el contexto entre dadaísta y conceptual predominante en el arte neoyorquino de aquellos años.

Escultura conceptual

Su estrategia fundamental es la de la incisión, el trinchamiento y la fragmentación de edificios. Por eso su obra ha podido ser calificada como un ejemplo de desconstrucción arquitectónica. En realidad, y con el permiso de Frank Gehry, no hay nada más ajeno a la arquitectura que la desconstrucción, y lo que hace, Matta-Clark no es, desde luego, arquitectura, sino una forma de escultura conceptual donde, un poco a la manera de Piranesi, lo que se pone en cuestión es la experiencia global del espacio y el asentamiento del sujeto en él. Con su empeño en la construcción de ruinas, en el vaciamiento y la apertura de agujeros en los espacios habitables, Matta-Clark se mueve también, como señala Eugenio Trías, en el marco problemático . de la revelación, de la restauración del desecho y el desorden como trasfondo auténtico del entorno urbano que constituye nuestra segunda naturaleza.

En el Centre del Carme conviven, por otro lado, dos propuestas de sesgo bien diferente. Hamish Fulton ha desarrollado un lenguaje peculiar fundado en la fotografía de los espacios naturales, vacíos, con los que se ha venido encontrando a lo largo de 20 años de larguísimas caminatas. De algún modo, lo que hace Fulton es restituir el aura de esos lugares, representados y ubicados en el museo con el acompañamiento de su correspondiente inscripción documental. La huella que deja en ellos es precisamente la transformación de nuestra manera de percibirlos: no se trata de paisajes reales, sino de vestigios de la experiencia a que dieron lugar. Podría quizá hablarse de una intención vagamente ecológica. Pero interpretar así la obra de Fulton sería empobrecerla, pues lo que importa aquí no son nuestras actuales urgencias de conservación de la naturaleza, sino el perenne problema de la relación del sujeto individual con ella.

Antoni Muntadas expone un asunto interesante. Su tema es, en cierto modo, la falsa conciencia. Sus intérpretes más reduccionistas hablan de él, como un crítico de la manipulación a que la gente es sometida a través de los medios de comunicación. Sin embargo, la inteligente y espectacular instalación que ahora presenta Muntadas -una reflexión en torno a los deportes de masas- es un buen ejemplo de lo complicada que siempre ha de resultar esa crítica. Puesto que, en contra de lo que suele creerse, no existe relación ninguna, ni siquiera de contradicción, entre el videoarte (o una instalación multimedia) y el infinitarnente complejo universo de los media, donde toda resistencia es fatalmente aniquilada.

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