Las obras del novelista checo Kundera provocan admiración y odio en su país
El autor publica en Checoslovaquia las obras que estuvieron prohibidas durante 20 años
Han pasado casi 29 años desde que Milan Kundera abandonó Checoslovaquia, su país natal, donde su obra literaria es prácticamente desconocida. El autor no ha aceptado ninguna invitación oficial y desde la revolución de terciopelo en 1989 ha entrado tres veces de incógnito a Checoslovaquia. Una editorial de la ciudad donde nació Kundera, Brno, ha comenzado la publicación de sus novelas, prohibidas durante 20 años, y pretende sacarlas todas al mercado antes de seis años. En Checoslovaquia, el autor de La insoportable levedad del ser suscita no sólo admiraciones, sino también odios y reproches porque no se quedó en Checoslovaquia a hacer la oposición desde dentro. Se ha conocido también un poema juvenil de Kundera en el que ensalza a Stalin.
Brno, ciudad olvidada, mantiene aún entre las heridas de la arquitectura comunista escombros de la guerra. No muy lejos de su casa natal, en el centro, está el edificio de la editorial Atlantis, fundada en 1989 y la única con los derechos para publicar la obra de Kundera. Allí se han editado sólo tres de sus obras, La broma, El libro de los amores ridículos, ambas en 1991, y la pieza teatral Jacobo y su maestro, de 1992.Kundera pidió a la editorial Atlantis en 1990 que sus libros fueran publicados en forma cronológica, con un máximo de dos obras al año y exigió que alguna de ellas no fueran publicadas. Kundera aseguró que en 1998, a más tardar, todas sus novelas serán editadas en su país natal. El escritor explica que es "lógico" que sus libros sean más conocidos en el extranjero que en Checoslovaquia porque han sido prohibidos durante dos décadas. Kundera añade que el retraso se debe a que no se ve capaz de preparar los manuscritos más rápidamente. El diseño de las portadas de las cinco novelas está terminado y aprobado por el autor, y sólo falta el envío de los textos definitivos en checo.
La directora de la editorial Jitka Uhdeova, asegura que entre Kundera y "no hay conflicto". "Es la vida una infelicidad trágica, la de la reunión imposible: la puede ver en el destino de un gran hombre como Kundera y en el de muchos hombres comunes en Centroeuropa".
Silencios
Kundera partió de Brno en 1975 para enseñar literatura comparativa durante tres año en la Universidad francesa de Rennes (Francia), sabiendo que no regresaría a Checoslovaquia a vivir. Desde entonces una cadena de malentendidos y silencios han ido marcando cicatrices tanto en el escrito como en los que quedaron atrás en Checoslovaquia.Mílan Kundera es un mito doloroso, pero prácticamente desconocido para muchos checos, porque sólo tres de su obras han sido publicadas en el país y ninguna de las novelas escritas durante el exilio. Las razones del abismo son complejas. Para algunos críticos, Kundera cometió una "traición cultural", adaptándose al gusto de los lectores occidentales. Para otros, él eligió una opción correcta y llena de fantasía en el destino inevitable del destierro.
Envidia y atracción
Hay envidia, resentimiento y atracción. Mientras lanzaba su mayor éxito literario, la novela La insoportable levedad del ser en Francia, donde ha tenido infinitas posibilidades, la cultura checa sufría la peor lucha frente al sistema totalitario.Eran los tiempos en que los escritores llevaban una doble vida, una la auténtica y otra de apariencia, cuando tenían que oficiar como obreros de la construcción, electricistas o barrenderos. Los disidentes y opositores, que alternaban la cárcel con la libertad controlada, encontraban las fuerzas para escribir por las noches, bajo la embrujadora inspiración de la censura y sabiendo que sólo serían publicadas unas 20 copias en el Samizdat (sistema de publicación y distribución clandestino utilizado durante la época comunista).
Milan Jungmann, actual presidente de la sociedad de escritores, que tuvo que lavar ventanas durante dos décadas, asegura que no todos pueden llevar una vida heroica. "Kundera no es el tipo de persona que puede ser un disidente. El exilio era la única solución, no todos podían ser un Havel", dijo Jungmann, instalado erl una oficina cerca de la plaza de San Wenceslao, en Praga.
También Kundera reconoció su alivio al salir de Checoslovaquia y le confesó a su amigo el novelista norteamericano Philip Roth que los años en Francia habían sido los mejores de su vida por "la liberación de la política y de la presión omnipresente".
Jungmann dice que comenzó a interesarse en la obra de Kundera cuando se dio cuenta de que "su obra en Checoslovaquia es distinta a su obra en el extranjero". Según él, Kundera se dirige a los lectores occidentales por su marcado erotismo. "La violencia en el erotismo es excitante para Kundera y es uno de los elementos que contribuyen al atractivo de sus novelas", dice. En La insoportable levedad del ser, asegura Jungmann, "en todas sus mujeres la parte del cuerpo que más le gusta de ellas Tomas es el año".
Otros critican el pasado político de Kundera y lo acusan de haber arreglado su autobiografía, como muchos de los intelectuales y artistas de Europa central. "Yo creo que hizo lo que la gente hace normalmente cuando habla de su pasado. Era un miembro del establishment, a pesar de que éste le rechazaba", explica su amigo el checo Antonin Liehm, editor de la publicación Lettre International parisiense.
Siendo un joven aún, cuando Kundera tocaba el piano en una banda de jazz y escribía música inspirado en Arnold Shoenberg, promovía con entusiasmo e idealismo el proceso comunista, convencido que lograría un mundo mejor. Ingresó al partido en 1947 y fue expulsado tres años después por "pensamiento hostil". Se reincorporó al PC en 1956 y fue expulsado nuevamente en 1970.
Mientras Kundera ha prohibido la publicación en Checoslovaquia de su obra poética juvenil, lo escrito bajo su nombre, ya sea por ingenuidad o verdadera convicción, fue guardado en los archivos. A los 24 años, en 1953, publicó una poesía dedicada a un anciano obrero italiano, encarcelado por manifestarse contra sus patronos, y libera pájaros de sueño desde su celda solitaria. "Vuelen a Stalin / pájaros míos soñadores / vuelen a Stalin / pájaros míos fogosos / en sus palmas / está todo / lo que el pobre soñó / la tierra de Stalin / es fuente de nuestra fuerza".
Kundera resta importancia a su producción juvenil y asegura que el primer trabajo literario que vale la pena mencionar es el primer cuento de la obra El libro de los amores ridículos cuando tenía 30 años.
Babelia
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