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Más de 150 países debaten una movilización general contra el hambre y la glotonería

"La erradicación del hambre y la malnutrición está al alcance de la Humanidad" se dice en el documento básico de la Conferencia Internacional sobre Nutrición que hoy comienza en Roma, la más importante sobre este tema desde hace 50 años y que está organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Representantes de los Gobiernos de más de 1.50 países se reunen por primera vez para discutir un plan de acción y hacer una Declaración Mundial que pretende una movilización general.

Tanto el plan como la declaración mundial han sido elaborados durante los últimos dos años, por iniciativa de la FAO y de la OMS, a partir de los in formes nacionales presentados por cada uno de los países par ticipantes. Ambos documentos están prácticamente negociados y consensuados por todas las partes, de forma que en el conjunto de los textos apenas si aparecen tres párrafos todavía controvertidos. Los tres están en la declaración, que es un compendio de compromisos orientados a dar fuerza moral a un plan de acción que, en sí mismo, no puede ser coercitivo

Dos de estos puntos de divergencia se refieren a la prohibición, ya recogida en la Convención de Ginebra, de utilizar los alimentos como medio de presión política o de castigo, y su redacción actual encuentra dificultades en países que como Estados Unidos, han recurrido con frecuencia a medidas de embargo. Otro punto de divergencia que permanece es el compromiso de "proseguir el proceso encaminado a declarar un Decenio Internacional de la Alimentación y la Nutrición".

Atacar las bases

El Plan de acción se dirige inicialmente a los Gobiernos, pero con vistas a que éstos logren la colaboración y la movilización de las "organizaciones no gubernamentales, el sector privado, las comunidades locales, las familias y los hogares, con inclusión de las organizaciones internacionales" en torno al problema. El enfoque de la conferencia es, en ese sentido, escasamente asistencialista, ya que no pretende tanto aplicar medidas de emergencia a la angustiosa realidad que representa el hambre, como atacar las bases del problema, lo que implica un reparto automático de responsabilidades que el plan sitúa primero en las naciones, desarrolladas o no, y, finalmente, en el individuo. Casi 800 millones de personas sufren malnutrición en el mundo; y 2.000 millones siguen una dieta pobre en vitaminas y minerales esenciales para el crecimiento.

Otra característica de este enfoque es que se trata de la primera conferencia mundial que aborda tanto los problemas del hambre en el Tercer Mundo como los de la glotonería en el primero; es decir, la sobrealimentación, que es causa frecuente de enfermedad en los países desarrollados.

No obstante, la declaración y el plan dedican mucha más atención al hambre, lo que parece ajustado a la dimensión del problema, aún teniendo en cuenta que el pobre no sólo come poco sino que come mal, y que sus desquilibrios de dieta son también más graves que los del rico, según datos comparativos de la OMS.

"El problema primordial parece no ser tanto la carencia de alimentos cuanto la falta de trabajo para comprar alimento necesario y de calidad, o los escasos ingresos que tienen los países pobres", declaró el pasado martes Adouard Saouma director general de la FAO. "Estos países se encuentran aplastados por el peso de la deuda. Tienen que afrontar constantemente el problema de obtener menores beneficios, al descender los precios de sus exportaciones agrícolas en un mercado dominado por los países industrializados".

Como documento de consenso entre un gran número de países, el Plan de acción no contiene, sin embargo, ninguna iniciativa notable en relación con estos problemas conflictivos como la deuda exterior o los desequilibrios comerciales. Tampoco aborda medidas de emergencia para acercar los excedentes agrícolas de los países ricos a los más pobres.

"La conferencia no puede por sí misma erradicar el hambre y la malnutrición; no se pretendió esto al convocarla", ha dicho Saouma. "Sí esperamos que pueda crear el clima necesario para continuar con la acción que aborde, no sólo los síntomas, sino también las causas del hambre y de la malnutrición".

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