González y Major, más alejados que nunca

El presidente del Gobierno, Felipe González, y el primer ministro británico, John Major, no lograron acercar sus puntos de vista sobre las numerosas cuestiones que les separan en la construcción europea, empezando por el aumento M presupuesto comunitario para el próximo lustro y la dotación de] fondo de cohesión, para ayudar a los cuatro socios menos prósperos, y de los fondos estructurales, para el desarrollo de las regiones más pobres. "Hemos identificado las áreas en las que hay dificultades" para lograr un compromiso, se limitó a afirmar el huésped británico.

En el marco de su gira europea preparatoria de la cumbre de Edimburgo -los 11 y 12 de diciembre-, con la que concluirá la presidencia británica de la Comunidad Europea (CE), John Major se reunió durante casi dos horas con González y a continuación viajó a Lisboa para, finalmente, regresar por la noche a Londres.En términos velados, Major advirtió que un fracaso del Consejo Europeo de la semana próxima "sería perjudicial para la Comunidad en su conjunto y para las economías" de los Doce. Su anfitrión coincidió con él al declarar que "es evidente que, más que nunca, necesitamos buenos resultados, porque hay que despejar incertidumbres políticas en la CE que pesan como una losa sobre la situación económica".

Éste fue el único punto en el que ambos jefes de Gobierno estuvieron de acuerdo en el curso de una brevísima rueda de prensa en las escaleras de La Moncloa. Aunque no lo dijo claramente, Major debió exponer su propuesta sobre el incremento de presupuesto de la CE para los próximos años, que comparada con la oferta de la Comisión Europea, rebaja en un 25% la dotación del fondo de cohesión. Propone además repartirlo en siete años en lugar de cinco, y tampoco recoge la duplicación de los fondos estructurales.

Major se esforzó por presentar su propuesta como un compromiso a mitad de camino entre aquellos que "nos han criticado por no ser suficientemente generosos [España, Portugal, Irlanda y Grecia] y otros que aseguran que lo somos demasiado". Aludía a Alemania, el principal contribuyente a las arcas comunitarias. "Creo", añadió, "que cuando se examina de forma detallada se saca una impresión diferente de la que se tiene a primera vista".

No fue esa la interpretación que hizo González. No llegó a calificar el proyecto británico de "roñoso" o "cicatero", como acostumbran sus colaboradores, y se conformó con afirmar que se trata "de una propuesta que consideramos insuficiente en su conjunto". El presidente estimó "insuficiente la propia propuesta de la Comisión desde el punto de vista de los recursos propios" de la CE, ya que eleva la aportación de sus miembros menos desarrollados. "Esta última es una propuesta de mínimos", agregó.

Ambos jefes de Gobierno no quisieron, sin embargo, separarse sin destilar algunas palabras esperanzadoras. "No tengo la menor duda", señaló primero Major justificando su optimismo, "de que todos los jefes de Gobierno que acudirán a Edimburgo lo harán determinados a hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo". "Voy a hacer un enorme esfuerzo para llegar a un acuerdo", prosiguió González, advirtiendo, sin embargo, que sólo basando la negociación en las ideas del presidente de la Comisión, Jacques Delors, y no en las británicas, se podrá conseguir un compromiso.

Otras divergencias

A pesar de que la dureza del lenguaje de González es en parte achacable a una posición negociadora de partida, la firmeza de su postura frente a las rebajas presupuestarias de Londres hace muy dificil la consecución de un acuerdo sobre el llamado paquete Delors II.Aunque no quedaron patentes en sus declaraciones de ayer, Major y González mantienen también divergencias sobre casi todos los demás asuntos a tratar en Edimburgo desde la ampliación de la CE hasta la solución del caso danés, pasando por las modalidades de puesta en práctica de la subsidariedad.