El ACNUR desea que las tropas españolas organicen sus propios convoyes
ENVIADO ESPECIAL El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) quiere que el batallón español desplazado a Bosnia-Herzegovina no sólo custodie los convoyes de ayuda humanitaria, sino que organice sus propias expediciones, aportando conductores y camiones. Esta petición deberá ser estudiada al máximo nivel pues, según las fuentes consultadas, "supone un cambio de misión para las tropas españolas" que, además, podrían verse obligadas a salir fuera de su zona de responsabilidad, entre Metkovik, en la frontera con Croacia, y Kiseljak, a 35 kilómetros de Sarajevo.
Fabrizio Hochschild, responsable del ACNUR en la región, manifestó ayer que, una vez que ha quedado abierta la carretera de Mostar, "necesitamos todos los camiones que haya para recuperar el tiempo perdido". Además de a los españoles, una petición igual se ha formulado ya a los británicos quienes han contestado afirmativamente.
Desde que, el pasado miércoles, se inició la escolta de convoyes por parte de los legionarios, un total de nueve, tres de ellos ayer, han cruzado la zona de Mostar con protección española, sin más incidencias que las granadas que cayeron el primer día junto a una de las columnas y tres accidentes de tráfico, sin heridos graves. Entre los convoyes escoltados destaca una columna de 22 camiones, con una sección de transportes del Ejército belga, que ayer cruzó la zona de responsabilidad española con destino a Vitez, bajo control británico.
El contingente español ha sido el primero en iniciar la escolta de camiones del ACNUR; los británicos lo hicieron por primera vez el viernes, mientras que franceses y canadienses no lo han logrado todavía, debido a la alta conflictividad de sus respectivos sectores (Bihac y Banja-Luka).
La tranquilidad que reina en la carretera de Mostar desde hace más de una semana ha hecho que muchos convoyes que antes se desviaban por las montañas se aventuren ahora por la ruta principal, incluso sin protección armada.
Las propias caravanas de ayuda humanitaria que escolta la Legión abandonan con frecuencia a sus protectores una vez superados los 30 kilómetros de trayecto, entre Buna y Potoci, que están al alcance de la artillería serbia.
Abrir la ruta de Mostar
Hemos conseguido nuestro propósito: abrir al tráfico la carretera y que los de los morteros entiendan que no nos intimidan sus disparos", afirmaba ayer con orgullo un oficial de la Legión. "La carretera de Mostar tiene color español", agregaba, en alusión al continuo trasiego de vehículos españoles por la ruta, en la que los BMR (Blindados Medios sobre Ruedas) de la Legión se han hecho ya familiares. Como para darle la razón, los milicianos croatas de un checkpoint (control) exhibían ayer en su garita un enorme adhesivo con la bandera española requisado a un periodista.
"Ya sólo nos queda", concluía el citado oficial, "dejar expedito el último tramo de la ruta". Este objetivo es mucho más difícil, pues se trata de 35 kilómetros, entre Tarcin y Sarajevo, minados por ambos bandos, en los que hay que atravesar el cerco serbio sobre la capital de la república.
La apertura de este tramo es, sin embargo, una condición indispensable para el éxito a medio plazo de la misión española, ya que la pista de tierra que se utiliza ahora para evitar esa parte de la carretera resultará intransitable cuando avance el invierno. El propio jefe de la agrupación española, el coronel Zorzo, sufrió una avería ayer al intentar atravesar la pista camino de Kiseljak, donde se celebraba una reunión de los responsables de los contingentes nacionales de cascos azules.
Zorzo inspeccionó el campamento avanzado de la Legión, cuyos 200 integrantes han dejado el hotel y se han instalado en tiendas de campaña.
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