El collar de perlas

Tras el éxito de la producción alemana El ángel azul (1930), la fascinante Marlene Dietrich llegó a Estados Unidos de la mano de su descubridor, Josef von Sternberg, y hacen las seis películas que la convierten a ella en estrella y a él en genial director.Separada la pareja por sus complejos problemas sentimentales y el desastre de su última colaboración, El diablo es una mujer (1935), los estudios Paramount no saben qué hacer con la Dietrich. Durante esta etapa, el genial realizador alemán Ernst Lubitsch ha dejado temporalmente la dirección para situarse al frente de esos estudios.

Se le ocurre volver a unir a Marlene Dietrich con Gary Cooper, su pareja en Marruecos (1930), para hacer una comedia sentimental en la línea de las de Sternberg. Y elige como director a Frank Borzage, uno de los más grandes especialistas, si no el mayor, en este tipo de películas.

Y el resultado, una curiosa comedia sentimental, personalmente supervisada por Lubitsch, donde nunca se mezclan sus gustos con los de Borzage, en la medida en que casi son contrapuestos, y se sabe muy bien qué partes corresponden a uno y otro.

Las relaciones entre un ingeniero norteamericano de Detroit que parte en automóvil desde París en dirección a España para pasar unas vacaciones con una ladrona internacional de joyas que acaba de robar un collar de perlas en París y huye con él hacia Madrid son la base de la trama. Lo mejor de Deseo, cuyo resultado final se ve claramente afectado por las fuertes y contrapuestas personalidades que intervienen en su creación, lo que da origen a fallos de ritmo y a un claro bache central, son sus protagonistas. Marlene Dietrich sigue fascinante, como si todavía siguiese en manos de Sternberg, y Gary Cooper se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera.