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Análisis del esplendor y ocaso de 'Triunfo', símbolo del sentimiento antifranquista

Periodistas e intelectuales estudian los 20 años de la revista en la Casa de Velázquez de Madrid

Rocío García

¿Por qué fue posible la aventura ideológica y cultural de la revista Triunfo en momentos adversos como la dictadura de Franco? ¿y por qué no sobrevivió Triunfo cuando fueron posibles los ideales que había defendido y la generación de jóvenes demócratas que había formado ideológicamente? Éstas y otras preguntas y reflexiones son el motivo de las jornadas Triunfo en su época, que se iniciaron ayer en Madrid, en el 300 aniversario del nacimiento de la revista. Organizadas por la Casa de Velázquez, del Ministerio de Educación francés, intelectuales, historiadores, periodistas y escritores analizaron el momento y la publicación que se convirtió en símbolo de varias generaciones de jóvenes antifranquistas, entre 1962 y 1982, año de su desaparición.

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Las vicisitudes recorridas por los 911 números de la revista Triunfo desde su primer número, el 9 de junio de 1962, con la actriz Briggite Bardot en portada, hasta su desaparición en octubre de 1982, con dos suspensiones entre medias, fueron analizadas ayer por los que fueron su director y subdirector, respectivamente, José Ángel Ezcurra y Eduardo Haro Tecglen, el organizador de las jornadas, Paul Aubert, el historiador Santos Juliá, tres trabajadores de la revista, -los periodistas Manuel Campo Vidal, Diego Galán y Víctor Márquez Reviriego- y la profesora Annelies van Noortwijk, de la Universidad holandesa de Groninga. Para Paul Aubert, los 20 años de la vida de España que van de 1962 -"año del viraje económico emprendido por los tecnócratas del Opus Dei y en el que la oposición desafía al régimen con su participación en el Congreso del Movimiento Europeo de Múnich"- a 1982 -"el de la consolidación de la democracia"- son unos años en los que el país conoce un cambio extraordinario no sólo económico, sino también de mentalidades.Con el sonido de fondo de los pitos y gaitas de los centenares de trabajadores de la. siderurgia que ayer llegaron a Madrid para pedir un plan de reconversión menos duro, Eduardo Haro Tecglen habló sobre las aportaciones de Triunfo como producto y necesidad de una época. Haro Tecglen, que habló del espíritu republicano, del miedo, del aprendizaje de un momento abierto y lleno de ideas y del cambio de régimen -"a mí me pareció insuficiente, yo sí esperaba ver más allá"-, reflexionó sobre el momento actual, "apacible y oficioso", en el que sí convendría una publicación crítica.

Campo Vidal planteó las jornadas como una deuda pendiente de la democracia española con Triunfo, en unos momentos de empobrecimiento de la sociedad cultural y falta de reflexión necesaria ante los desafíos diarios. Diego Galán recordó el testimonio de Fernando Lara: "Una redacción pequeña, casi familiar, por donde pasábamos los colaboradores habituales como colegiales para dejar nuestros textos, entre el ceño fruncido de Víctor Márquez, las risotadas de César Alonso, los comentarios irónicos de Eduardo Haro y la solemnidad que provocaba cualquier llamada al despacho del señor Ezcurra".

Las causas de la desaparición fueron analizadas por la profesora Annelies van Noortwijk, quien trabaja en una tesis doctoral sobre este fenómeno. Para Van Noortw¡jk, el análisis no se puede realizar como un hecho aislado dentro del panorama europeo, que en los últimos años ha conocido un mercado de la prensa menos fuerte; con tiradas menores, con un estilo más ligero y textos menos comprometidos. Todo esto, unido a un "menor grado de politización de la sociedad" y a la aparición de nuevas publicaciones -"principalmente, el diario EL PAÍS, que ofrecía una línea semejante y a diario"-,fueron, para Noortwijk, la causa de la desaparición de Triunfo.

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