La traición de la nostalgia
No le habían dejado hueco a la nostalgia. Ésa era la pretensión del director de Triunfo, José Ángel Ezcurra -"hemos querido dejar premeditadamente la nostalgia a un lado y centrarnos en el análisis histórico"- Pero la nostalgia le traicionó y Ezcurra terminó su repaso -frío y casi distante- a la historia de Triunfo con palabras balbuceantes y entrecortadas.Persona es como el filósofo José Luis López Aranguren, el psiquiatra Carlos Castilla del Pino o el historiador Juan Marichal no quisieron perderse tan históricos recuerdos. "Fue la gran revista de la época. Decíamos en ella lo que queríamos que se dijera y no se decía, y se callaba aquello que nosotros no queríamos que se hablase. Era más una revista para decir no a lo establecido que para vislumbrar el sí de lo que había de venir. No era una revista de la transición y para la transición. Creo que estuvo bien que desapareciera", dijo López Aranguren.
Juan Marichal -recordó que desde Estados Unidos, donde el trabajaba en esos momentos, Triunfo "era la publicación que daba esperanza para el futuro". "Al leerla sentías la emoción de que había gente en España que, aun bajo la dictadura, trataba de hacer algo en la tradición liberal", dijo Marichal.
El psiquiatra cordobés Carlos Castilla del Pino se refirió a la "complicidad" de los lectores de Triunfo, a la que calificó de "semanario político en sentido estricto". "En el postfranquismo ese discurso político. llega a ser explícito y con ello se hace innecesaria la publicación", dijo Castilla del Pino, según informa Rosana Torres.
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