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GUERRA EN LOS BALCANES

Los musulmanes bosnios quieren 'otro Núremberg'

Un organismo especial investiga los crímenes cometidos durante el conflicto

Alfonso Armada

ALFONSO ARMADA ENVIADO ESPECIAL, El doctor Misrad Babic, de 29 años, está obligado por su trabajo en el depósito de cadáveres del hospital de Kosevo a mirar a los ojos a cada cuerpo, a fotografiarlo y a hacer un informe de la causa de su muerte. El es quién mejor sabe en Sarajevo cuántos han muerto -"3.041, desde abril, hasta primeros de septiembre"-, por eso colabora con el Centro de Investigaciones de la Guerra y de los Crímenes de Guerra, y entrega sus hojas grises con una descripción de cada cadáver, su filiación y la causa de la muerte.

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El centro de investigaciones está dirigido por un joven de 23 años, Mahir Zisko, que antes de que termine septiembre será nombrado general. La idea que anima a esta organización es preparar un minucioso informe para convocar -al final de la guerra en Bosnia-Herzegovina- un tribunal internacional semejante al que juzgó en Núremberg a los jerarcas nazis.Fundado en abril, el centro lleva dos meses trabajando a pleno rendimiento, asegura el director del departamento de investigación para aspectos médicos, Taib Delic, un doctor de 25 años. El territorio metropolitano de Sarajevo controlado por las fuerzas bosnias es el único en el que el centro puede desarrollar su trabajo e incluye los barrios de Stari Grad, la zona vieja, Novi Grad, Novo Sarajevo y Alipasino Polje.

Los datos que hasta ahora han sido comprobados -la institución ha creado un programa informático que procesa toda la información que recopila- revelan que en el sitio de la capital han muerto, hasta primeros de septiembre, 3.041 personas, y que el número de heridos asciende a 12.000. De todos los muertos y heridos en la ciudad, el 80% son civiles, de los que una cuarta parte son niños.

El doctor Delic extrae una conclusión precisa de lo vivido durante estos cinco meses que ya dura el sitio de Sarajevo: 'Partiendo de todos los libros, películas y educación que hemos recibido, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que ésta es una guerra sin precedentes. La población civil no había sido bombardeada nunca de esta manera, con aviones, tanques, cañones, morteros y misiles. Como escribió el filósofo francés Bernard Henry-Levi, "es un sitio medieval con armamento moderno". "Se trata de una guerra desencadenada contra la población civil", especifica el doctor Delic. "Si la progresión agresiva se mantiene y el sitio no se levanta, cuando en abril de 1993 se cumpla un año, los muertos pueden ser 12.000 y los heridos varias decenas de miles. Unido al invierno que se avecina, sin agua ni electricidad y escasez de alimentos, a las epidemias, Sarajevo se puede convertir en la ciudad de la muerte", asegura Delic.

Depende del Ejército

A Mahir Zisko, de la aristocracia musulmana de Sarajevo, se le ocurrió la idea de crear. el centro, y así se lo propuso a su viejo amigo Alia Izetbegovic, el presidente de Bosnia. Zisko es consciente de que el hecho de que el centro que dirige desde hace unos meses dependa del Ministerio de Defensa bosnio puede restarle credibilidad, de ahí que, pretenda convertirlo en una institución independiente en cuanto termine la contienda.

"El centro nació bajo la inspiración de lo ocurrido al final de la II Guerra Mundial. Recopilamos todos los crímenes de guerra, las violaciones de los derechos humanos, todos los casos de racismo y depuración étnica con la intención de presentarlos a una corte internacional al final de la guerra. Queremos que se convoque un tribunal internacional semejante al que en Núremberg procesó a los máximos dirigentes nazis, y que no queden impunes los crímenes de la guerra de Bosnia-Herzegovina", dice su jovencísimo director.

Cincuenta personas trabajan a las órdenes de Zisko, civiles y militares, en las dependencias del antiguo restaurante Sarajevo. Cuentan con voluntarios recopilando material en otras ciudades. Éste es archivado en un soporte informático y en vídeo. Han tenido que mudarse de domicilio 15 veces, atacados por la artillería serbia. Los morteros siguen cayendo en la nueva sede. La semana pasada murió un centinela, alcanzado por una granada.

Su director niega que el centro forme parte de la policía o del Ejército bosnio, aunque orgánicamente pertenezca al Ministerio de Defensa. Afirma que se autofinancia con donaciones y que reciben apoyo y colaboración de instituciones como el Instituto Simon Wiesenthal o el Comité de Derechos Humanos de Helsinki.

"Cualquiera que cometa. un crimen de guerra y sea probado, será sometido a juicio, sin distinción de su nacionalidad o grupo étnico", declara el futuro general Zisko. "Serbios, croatas y bosnios son iguales en Sarajevo y en Rosnia. Cualquier violación de los derechos humanos que cometa algún miembro de las fuerzas bosnias será investigada, y si se obtienen pruebas el infractor será detenido y sometido inmediatamente a juicio".

El jefe del Centro de Investigaciones de la Guerra y de los Crímenes de Guerra tiene, tal vez por edad, una visión algo ingenua de la historia. "Ningún criminal ha quedado impune para siempre, más pronto o más tarde pagará sus culpas. El bien siempre acaba triunfando sobre el mal. Por eso no podemos perder esta guerra, porque el bien y la razón están de nuestra parte".

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