Vivir para ver
A primeros de agosto, una docena de estudiantes aragoneses de COU, procedentes de Huesca ciudad, se presentaron a las pruebas de selectividad del INEF de Lérida, dependiente de la Universidad de Lleida, sacaron nota suficiente para entrar y, sin embargo, no fueron admitidos por no estar empadronados en Cataluña. En realidad se les dijo que había que haberse empadronado antes del 15 de abril de 1992; pero el folleto que lo explicaba se editó en mayo.Pero lo más grave es que hay una discriminación basada en criterios políticos. Cuando los estudios que se desean cursar no existen en el distrito universitario propio, los ciudadanos tienen derecho a elegir cualquier otra universidad en donde sí se impartan. Ahora ya no: en cualquier universidad menos en las de Cataluña. ¿Por qué? Peor aún, la Universidad de Lleida sí permite que se matriculen en el INEF de Lérida los aragoneses, vecinos de localidades como Fraga o Zaldín, de la franja aragonesa (zona de Aragón de habla catalana). O sea, da derechos; a catalanes y aragoneses catalanohablantes; a los demás, no. Para acabar, la perla final: cuando las plazas de cupo obligatorio para estudiantes extranjeros (5% del total) no son cubiertas por éstos, se destinan sólo a los estudiantes avecindados en Cataluña. Increíble: a los aragoneses de la zona oriental de Huesca se les considera catalanes, y a los demás, ni catalanes ni extranjeros.
En el plano administrativo, los derechos de unos estudiantes están siendo conculcados por normas discriminatorias de la Generalitat catalana y la Universidad de Lleida. En el político se aplica una ideología nacionalista decimonónica y burguesa que identifica interesadamente el país sólo con la lengua y se desliza hacia el expansionismo territorial.-
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