La ONU intenta evitar la expulsión de 28.000 musulmanes bosnios
Las Naciones Unidas intentaban ayer evitar la expulsión hacia Croacia, por parte de los serbios de Bosnia-Herzegovina, de unos 28.000 musulmanes de Cazinska Krajina, una región de Bosnia septentrional. Sería la mayor operación de limpieza étnica desde que comenzó la deportación sistemática de la población no serbia de los territorios ocupados. Fuentes de la ONU aseguraron ayer que tal vez sea ya demasiado tarde para detener el éxodo forzoso, aseguró Peter Kessler, portavoz de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).Según el ACNUR, las fuerzas serbias han solicitado su mediación y ayuda para esta deportación, en un nuevo intento por implicar al organismo internacional en la depuración étnica de los territorios bajo su control.
El principal responsable del ACNUR para los territorios de la antigua Yugoslavia, el español Jose María Mendiluce, calificó de nuevo esta actitud de "chantaje intolerable". Tras la deportación hacia Croacia de 8.000 habitantes musulmanes de Bosanski Novi, hace dos semanas, en la que las fuerzas serbias obligaron a participar a la ACNUR bajo la amenaza de que, en caso de no hacerlo, corrían peligro las vidas de los musulmanes a expulsar, Mendiluce ya había dado la voz de alarma ante la comunidad internacional. "Si les ayudamos a salir, estamos ayudándoles a ellos (a los serbios) a realizar la limpieza étnica. Si no les ayudamos, se crea una peligrosa situación para los refugiados", añade Mendiluce.
Chantaje
Ya a finales de julio, el director de la oficina de Zagreb de la AG NUR, Jean Claude Concolato, se declaró "indignado" por estos "chantajes de las autoridades serbias en Bosnia". Ya entonces se perfilaba esta nueva política de las fuerzas lideradas por Radovan Karadzic de utilizar a la ACNUR para dar mayor efectividad y rapidez a su política de depuración étnica, tras haber utilizado a las Fuerzas de Protección de la ONU (Unprofor) para completar, bajo el pasivo control de las fuerzas internacionales, la operación en los territorios ocupados en Croacia de Eslavonia oriental, Baranja y zonas de la Banija.
La efectividad con que las fuerzas serbias llevan a cabo esta limpieza étnica amenaza con convertirse en un incentivo para las autoridades serbias en Kosovo, donde el 90% de la población es albanés, y las tentaciones serbias de forzar una deportación masiva hacia Albania, constantes.
El primer ministro de la autoproclamada república de Kosovo, Bujar Bukoshi, advirtió ayer en Viena que la guerra en su tierra se hará inevitable si la conferencia internacional que se celebra en Londres a partir del próximo día 24 no aprueba un plan global para restituir sus derechos y libertades a la mayoría albanesa.
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