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Mas de 4.000 personas asistieron al festival 'Aspirinas para Cuba'

¿Qué tienen en común el País Vasco y Cuba, los ritmos afroamericanos y el rock cantado en euskera, las maracas y la trikitrixa (acordeón diatónica)? Nada, seguramente. Pero un festival organizado por músicos vascos para recaudar fondos con los que comprar material médico y medicinas destinados a paliar la precaria situación que sufre el pueblo cubano consiguió reunir en la noche del sábado, en el polideportivo Anoeta de San Sebastián, a más de cuatro mill personas.

Fueron cinco horas de música con el veterano cantautor Mikel Laboa, el rock de Hertzainak y Ruper Ordorika, folclor popular vasco, y el sonido caribeño de la banda cubana Van Van.La iniciativa de poner en marcha un acto de solidaridad con el pueblo cubano surgió hace pocas semanas en una tertulia de amigos en Guipúzcoa, impulsados por los comités que trabajan en la colaboración internacional. Las noticias que llegan de La Habana pintan cada día un panorama más negro, y el festival, benéfico se fue organizando casi sin querer en el interior de un círculo de músicos que en su mayoría han actuado en los últimos anos en los escenarios cubanos. No se trataba sólo de hacer un gesto de apoyo, "la asfixia que sufre Cuba con el bloqueo hace que una ayuda mínima sea importante", dicen los promotores. "Quisimos hacer un acto lo más amplio posible, abierto a todos, sin siglas".

La noche del sábado en San Sebastián fue fresca y amenazaba lluvia. Dentro del polideportivo de Anoeta, en cambio, las 4.000 personas que abarrotaban las instalaciones sufrieron un bochorno pegajoso, casi tropical. Los nombres reunidos en el cartel y el interés de ayudar a los cubanos tiraron por igual a la hora de llevar al público al festival. Los más jóvenes fueron a ver a los Hertzainak y a bailar; los maduros, a demostrar que discrepan con el bloqueo económico que soporta Cuba. El dinero recaudado con la Venta de entradas y los beneficios del bar está destinado a la compra de una larga lista de medicinas y material sanitario, destinado al hospital Ameijeiras, de La Habana.

"Nos han pedido un poco de todo, desde material de cirugía hasta analgésicos", explican. "En estos tiempos dominados por el individualismo hay que ser conscientes de que el dinero de la entrada sirve realmente para ayudar a gente que lo está pasando mal. No somos Cáritas, pero sabemos que en muchas partes del mundo hay alguien que se merece un esfuerzo. Mil quinientas pelas dan para algo de esparadrapo y unos tubos de aspirina".

El músico vasco francés Anje Duhalde abrió el festival, mientras seguían llegando espectadores. Las muestras de folclor Popular vasco también tuvieron su hueco en el programa, con actuaciones de bertsolaris (improvisadores de rimas), trikitrilaris (pareja de intérpretes de música tradicional). Por un escenario austero, coronado por una bandera cubana, pasaron Ruper Ordorika, el grupo vocal Golden Apple Quartet, los Hertzainak, la banda Van Van y los sketches humorísticos de las chicas In Fraganti, que los asistentes aprovecharon para salir a refrescarse y probar un mojito en el bar.

Torpones

Ordorika recordó que estaba allí porque, tratándose de Cuba, "cualquier cosa, por poco que sea, merece la pena", y Laboa, que a sus 57 años es el cantautor vasco más veterano, volvió a llevarse los mayores aplausos. Y antes dejar el escenario a los invitados cubanos, los Van Van, todos se unieron a los Hertzainak para cantar una increíble versión de Guantanamera.Con la música de los Van Van pocos pudieron quedarse quietos. Torpones como elefantes, pisotón aquí y allá, los espectadores se movían sudorosos al son de la música caribeña, mientras sobre el escenario varios jóvenes de la colonia cubana demostraban lo fácil que es para ellos seguir el ritmo con la cadera y hacer mil curvas con el cuerpo al son de un chachachá. Un buen final para el festival organizado por músicos vascos para lograr fondos con los que comprar medicinas para Cuba.

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