El paciente al que se trasplantó el hígado de un mandril pasea y toma alimentos
El hombre de 35 años al que se trasplantó el hígado de un mandril el pasado 28 de junio en Pittsburgh (EE UU) ha comenzado a tomar alimentos y dar los primeros paseos por el hospital, informaron ayer fuentes médicas. El paciente, cuya identidad no se ha dado a conocer, es el primer receptor de ese órgano de mono.
El equipo médico de la Universidad de Pittburgh que realizó la intervención no ha encontrado signos de infección ni rechazo por el organismo del enfermo, pero ha anunciado que durante esta semana le hará pruebas para comprobar si el hígado de mandril, más pequeño que el humano, sigue creciendo.
La operación fue necesaria para salvar la vida del enfermo, a punto de morir afectado de una hepatitis B. Según los médicos, un hígado humano hubiera sido igualmente dañado por la hepatitis.
El máximo periodo de vida logrado por un enfermo tras el trasplante de un órgano animal fue de nueve meses, cuando en 1963 un enfermo recibió el riñón de un chimpancé.
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