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Astrónomos de todo el mundo alertan del peligro que supone contaminar el espacio

Una veintena de astrónomos de todo el mundo se ha reunido en París, en los locales de la Unesco y durante los primeros días de julio, para redactar un documento en el que se alerta a la humanidad de¡ peligro que corre si, debido a la contaminación, los astrónomos no pueden continuar escrutando el cielo. En el comunicado final, los científicos, además de pedir que se declaren patrimonio de la humanidad los lugares donde se encuentran los principales observatorios, han escrito: "La civilización ha oscurecido nuestros cielos convirtiéndolos en algo desconocido para los jóvenes".

Los problemas abordados en este encuentro son básicamente los derivados de tres factores: la creciente cantidad de restos o fragmentos de satélites que hay flotando en el espacio, la progresiva opacidad de la atmósfera causada por la contaminación y la también progresiva falta de transparencia provocada por una iluminación excesiva y mal dirigida. "A lo largo de nuestros 4.000 años de historia", explica un representante del observatorio de la Universidad de Londres, "los astrónomos siempre hemos tenido que ir retrocediendo, cada vez nos encontramos más distantes de la civilización y en lugares más aislados. Nos alejamos de las ciudades y nos instalamos en lo alto de los picos para encontrar aire transparente y oscuridad. Pero no basta con eso. Necesitamos que se nos proteja, que se luche por una mejor iluminación exterior y por un mayor control de las fuentes de contaminación".

David Crawford, del Kitt Peak National Observatory (Estados Unidos), quiere que conste que, además, "la mala iluminación supone un auténtico despilfarro de energía. En Estados Unidos, cada año malgastamos varios miles de millones de dólares en kilovatios que iluminan el cielo y no las calles o carreteras. Cambiar los puntos de luz y privilegiar las lámparas de sodio y de baja presión, procurar que el haz lumínico sirva para iluminar sólo lo que ha de ser visto, supone una inversión, pero también un gran ahorro y, sobre todo, es un paso necesario para salvar las estrellas". Aplicaciones domésticas

Crawford se refirió también a la importancia que tiene la astronomía como sector que ayuda a un desarrollo tecnológico que luego tiene aplicaciones de las cuales se benefician todos en la vida cotidiana: "Las llamadas ópticas activas, que permiten que, por ejemplo, las cámaras de televisión puedan trabajar en condiciones de escasa luminosidad son el resultado de años de trabajo con las lentes y espejos de los telescopios. Los cristales que se emplean en los hornos de cocina también han sido antes experimentados por nuestros trabajos en el espacio".

El astrónomo Jean Kovalevsky negó que la observación astronómica realizada desde el espacio pueda sustituir la que se hace desde la Tierra: "De entrada hay que valorar que el telescopio que se envía al espacio es 100 veces más cato que el que permanece en nuestro planeta. Además, para cierto tipo de investigaciones no sirve de nada que el telescopio esté en órbita".

El comunicado aprobado por los astrónomos hace hincapié en la dimensión cultural y humanística de su ciencia: "El cielo nocturno y sus hermosas estrellas, con su mensaje respecto a nuestra situación en el universo, es un auténtico tesoro para toda la humanidad, algo que nos ayuda a saber y comprender cuáles son nuestros orígenes y nuestro destino".

Errantes por el espacio

Si la contaminación y los errores y excesos de iluminación ponen en peligro el trabajo desde la Tierra, las partículas o restos que hay flotando en el espacio, desplazándose a una velocidad enorme, "representan un grave peligro para el material situado en órbita. La menor partícula de pintura lanzada a gran velocidad contra uno de los puntos delicados de un telescopio puede desajustarlo totalmente".

En este sentido, una serie de fotografías de los pequeños cráteres encontrados en la superficie del transbordador Columbus sirvieron para probar ante la audiencia la capacidad de destrucción de partículas "cuyo peso no excede los tres gramos", según el académico checo Lubos Perek.

Entre las medidas concretas que los astrónomos solicitan figura que la Unesco, declare patrimonio de la humanidad los lugares donde se hallan situados los principales observatorios del mundo, y también dirigir un mensaje a las agencias espaciales para que garanticen que, de momento, no aumentará el número de partículas o restos que se encuentran errantes por el espacio.

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