Antonio Gala: "Parece que mi obra y yo estamos bastante equilibrados"
Termina en El Escorial un curso de 50 horas dedicado al escritor
FERNANDO SAMANIEGO El escritor Antonio Gala, de 55 años, clausuró ayer en El Escorial (Madrid) un curso organizado por la Universidad Complutense en lorno a su obra con una conferencia sobre el mito de la libertad. El autor considera que ha sido una "reunión de amigos" en lugar de una exaltación personal. "Parece que mi obra y yo estamos bastante equilibrados; yo soy un poco más desgraciado que mi obra, pero no me quejo, ya que el trabajo es el principal protagonista de mi vida y el que me da las mayores satisfacciones". Una de las conclusiones a que han llegado los expertos es la coherencia de su obra.
Durante una semana, 40 profesores y amigos de Antonio Gala han desmenuzado más de 30 anos de escritura en todos los géneros, desde la poesía, el teatro y la narrativa al ensayo, el periodismo y la televisión. Una de las conclusiones a que han llegado :los expertos es la coherencia de toda su obra. "Es una conclusión escalofriante, como si todo 10 hubiera pensado desde los 17 años, como si ese dolor, gozo y esperanza de los primeros poemas o de la Trilogía de la libertad en el teatro estuvieran desde el primer momento. Esto lo descubres a posteriori, ya que sin recordar lo escrito está formando parte de esa misma corriente, de un no que se mueve pero que siempre es el mismo".El curso sobre Gala se pudo situar, según los organizadores, en el apartado de humanidades, con tratamiento de clásico, o en los temas de actualidad. "Escribo para la gran mayoría", dice el autor de El manuscrito carmesí y Granada de los nazaríes. "Soy extremadamente universitario. He sido estudiante de varias carreras y soy escritor de destino, no de vocación, ya que escribo desde siempre. Creo que mi idioma es extremadamente popular. Yo me arremango mucho".
La poesía es el género menos conocido de Gala, al negarse a publicar los nueve libros que tiene escritos. Una antología de los mismos recitó el jueves ante el centenar de alumnos del curso, y admite que se está replanteando su edición ante la presión de poetas amigos como Hierro, Caballero Bonald, Baena y Quiñones, y de la juventud, con sus "elementos fenomenales de espiritualidad y de ideal".
La cosecha final
"La poesía debía ser lo contrario de lo que hacemos los escritores españoles, que velan las armas en poesía y después cambiamos de género. Siempre se ha dicho que la poesía se escribe al principio, pero debe ser la cosecha final. Esta opinión ha sorprendido en el coloquio que he mantenido con los alumnos. Yo no creo, como decía Aleixandre, que la poesía sea comunicación. La poesía es conocimiento de la realidad más profunda de las cosas. El verdadero poeta es el que tiene una concepción del universo, y creo que sólo al final se. puede tener una concepción cosmogónica. La poesía no es sólo pudor, en la poesía aparezco más desnudo. Soy un escritor sincero que cuando me paso el folio por la cara me sale sudor, sonrisa, sangre o lágrimas".
Al teatro le ha dedicado Antonio Gala más tiempo desde que en los años sesenta convulsionara la escena española con piezas como Los verdes campos del edén, El sol en el hormiguero y Noviembre y un poco de hierba. Cuando está a punto de estrenar en la Expo 92 su último título, La truhana, que califica de "musical muy crítico y divertido", Gala dice que "la Administración pública ha conseguido echar a la gente del teatro". "Durante mucho tiempo el español se ha tenido que contentar con sobrevivir, y en este momento, hacer que pase de Benavente a las últimas vanguardias, es como ser obligado a hacer de Pinito del Oro sin red. El teatro es poco fascinante, y los actores, para los que debe ser una patria, no trabajan en los escenarios. Los autores, que consideran el teatro como su razón de ser y su forma de expresión, ven que la sociedad tampoco tiene su espejo. La Administración le dio la puntilla al meterse como un elefante en todo".
Por estos motivos, mientras el dramaturgo piensa que el escenario tiene que recuperar "lo teatral antiguo", con la fuerza de la luz, el colorido y el movimiento "para que como género y espectáculo tenga personalidad y gancho", dice que se siente ilusionado con su segunda novela. "El lector de novelas es aliado del autor, lo deja y recoge a voluntad, mientras que al espectador de teatro se le obliga a presenciar la obra y puede ser un hostil enemigo. La poesía es lo más directo como creación y el género más difícil. Siempre procuro que haya poesía en lo demás, en todo. Se puede escribir poesía por necesidad personal, pero en el teatro el texto se tiene que quedar en pretexto. No soy partidario de escribir para guardar, como diarios íntimos".
Sus colaboraciones en los periódicos tienen las respuestas más inmediatas de los lectores, que le dirigen unas 120 cartas diariamente. "La mayoría de ellas se debe al efecto de la colaboración en los medios periódicos. Se dice esa frase de Hemingway de que el periodismo es útil para el escritor si lo deja a tiempo, pero creo que la velocidad y la síntesis del periodismo son connaturales con la literatura".
También ha utilizado la televisión como medio de conocimiento en las series Si las piedras hablaran y Paisaje configuras, en los años setenta, una forma de contar la historia, la grandeza pasada, pero sin imágenes humanas para "no distraer de la palabra ni de la imagen interior".
Antonio Gala señala que s u obra tiene "dos fuentes nutricias muy claras". "Por una parte, lo absolutamente popular y desgarrado, lo que forma parte de la calle, lo que en mi infancia fueron las amas y criadas, ya que las voces de la calle las traen los criados. Por otra parte, la erudición, lo culto, lo refinado intelectualmente son las dos fuentes que hacen una postura completa y un cierto despatarramiento que se hace peligroso. Lo han estudiado Amorós y Cueto, esa especie de guerra de aliados, esa contradicción de fuentes que configura una personalidad que no rechaza orígenes cultos. Hay gente que enturbia el agua. La claridad es la primera nota del escritor, hacer inteligible incluso lo que es difícilmente inteligible".
Ese hablar bonito
Antonio Gala dice que es escritor pero que no tiene la fama de un escritor, sino la de un cantante o la de un torero. "Me tocan y me besan pero yo no estoy seguro de que me lean. Es ese hablar bonito, como me decía ayer una señora, con lo que el pueblo se queda extasiado, sin comprender. Aunque me entiendan un 45% es suficiente; no estoy seguro de que los Críticos entiendan mucho más"."Suelo decir que si no tengo la cultura de un campesino andaluz el culpable soy yo. La cultura se consigue respirando o mamando. Nosotros no tenemos la cultura, la cultura nos tiene a nosotros, esa cultura, que está en la masa de la sangre. Cuando un campesino andaluz dice que un olivar dura más que un ministro es la cultura del pueblo".
Lo popular y lo culto en Camarón, cuando su cuerpo llega a su pueblo. "El flamenco es como un gran manto bordado que ya está hecho. Cuando aparece alguien que añade un bordado o destapa algo del manto ese es el que cambia con una lentitud vertiginosa lo que estaba hecho. Camarón es el culto que cambia un poco lo popular. Es una" personificación del enriquecimiento de eso que es inmutable, de la cultura en la masa de la sangre. Es un privilegio digno de dar la vida por él".
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