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González y Kohl discrepan sobre el ritmo de la ampliación de la Comunidad Europea

González y Kohl se reunieron el viernes por la noche (madrugada del sábado en España), al margen de la Cumbre de la Tierra, y dedicaron el grueso de su larga hora de conversación a analizar la crisis en la que se encuentra sumida la construcción europea tras la negativa de los daneses a aceptar el Tratado de Maastricht.González acudió a la cita elegantemente trajeado, pero fue recibido por un Kohl vestido con ropa muy deportiva en la suite de su hotel. La confianza que reina entre ambos, explicó el canciller a su huésped español, le había incitado a ponerse cómodo con una ropa que le daba menos calor que los trajes.

Aunque no se renegocie Maastricht, para evitar abrir la caja de Pandora, hay que ofrecer a Dinamarca un abanico de fórmulas para que pueda, a pesar del resultado del referéndum, incorporarse pronto o tarde a la Unión Europea, que debería ponerse en práctica en 1993.

'Paquete Delors II"

Kohl insistió en la urgencia de iniciar conversaciones con los candidatos al ingreso a la CE, empezando por sus vecinos de Austria y los escandinavos (Suecia y Finlandia). Aunque manifestó su disposición a acoger nuevos miembros, González volvió a supeditar la ampliación de la CE a la aprobación del llamado paquete Delors II, que prevé un incremento de un tercio del presupuesto comunitario de aquí a 1997, para poder así crear un fondo de cohesión del que se beneficiarán principalmente España y Portugal.

González, que ya se expresó en los mismos términos durante su último viaje a Bonn en los primeros días de abril, recalcó que "los principios de la cohesión no son renegociables ni pueden ser alterados". En la última reunión de los ministros de Economía de la CE, el 9 de junio en Luxemburgo, Alemania, el Reino Unido y Francia confirmaron su oposición al paquete Delors II, que deberá ser discutido en la cumbre comunitaria de Lisboa.

En contra de los deseos de González, no se celebrará en Río una cena informal de los jefes de Gobierno de la CE para analizar la situación tras el traspiés danés. En el entorno del presidente español se consideraba útil tal reunión o, incluso, la celebración de una cumbre extraordinaria, para llevar a la opinión pública una señal política manifestando la voluntad de los Doce de seguir adelante con la integración comunitaria. Kohl fue uno de los que más se resistió a convocarla.

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La confirmación de la negativa del canciller a rediscutir Maastricht ha satisfecho a la delegación española porque desmiente los rumores sobre el supuesto respaldo alemán al intento del primer ministro británico, John Major, de añadir un apéndice al tratado para delimitar más estrictamente los poderes de la Comisión Europea, el órgano gestor de la CE.

Antes de entrevistarse con su homólogo alemán, González recibió conjuntamente en su hotel, nada más llegar a Río, a los jefes de Estado de Lituania, Vitautas Landsbergis, y de Letonia, Anatoli Gorbunov. Ambos mandatarios le solicitaron su apoyo para acelerar la salida de los 135.000 soldados rusos estacionados en las tres repúblicas bálticas.

Con tal propósito, le comunicaron, darán la batalla en la cumbre de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) que se celebrará en Helsinki a principios de julio.

Los Estados bálticos son los que cuentan con mayor presencia militar extranjera en el mundo en proporción a su población.

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