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LA CUMBRE DE LA TIERRA

El Fondo Monetario Internacional sostiene que ecología y crecimiento económico son compatibles

La protección al medio ambiente es compatible con un alto crecimiento económico, afirmó ayer en la Cumbre de la Tierra el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, quien subrayó que los precios de la energía y del agua deben reflejar los costes medioambientales. La CE anunció que firmará como tal los tratados de cambio climático y de biodiversidad, a pesar de que el Reino Unido sigue sin aprobar este último. A partir del viernes, 113 líderes mundiales, entre jefes de Estado y presidentes de Gobierno, llegarán a Río para asistir a la cumbre.

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"He venido aquí a desmentir dos afirmaciones que son falsas" afirmó Camdessus ante los delegados de 178 países, que reanudaron las sesiones plenarias de la Cumbre de la Tierra. Camdessus se refería a la supuesta incompatibilidad de la protección al medio ambiente con una política de alto crecimiento económico y a que no se puede añadir una carga medioambiental a las presiones, como el hambre y la pobreza, que ya tiene sobre sus espaldas el sistema económico internacional. El director del FMI dijo que sin crecimiento no existe protección medioambiental efectiva."Los números cuadran cuando se hacen cálculos sobre la inclusión de las preocupaciones medioambientales en el sistema económico mundial, pero es preciso llegar a un acuerdo internacional de ajuste" afirmó el director del FMI, y añadió que hay que redirigir los recursos destinados a gastos militares hacia proyectos de crecimiento económico que tengan en cuenta el medio ambiente, y que si la energía tuviera precios de mercado se reduciría la contaminación en un 50%. Por todo ello, se mostró de acuerdo con el proyecto de impuesto energético estudiado actualmente en la CE.

Rechazo de EE UU

Camdessus negó que las presiones del FMI para que los países cumplan parámetros macroeconomicos ortodoxos, como el equilibrio en la balanza de pagos y la inflación y el desempleo moderados, les lleve a destruir sus recursos naturales. "Nuestros programas son buenos, lo que se hace mal es ponerlos en práctica".Por otra parte, la impresión que predominable ayer es que Estados Unidos no está tan solo, como parecía el pasado viernes, en su rechazo al Tratado de Biodiversidad -documento que pretende conservar las especies de fauna y flora que existen en el mundo-, ya que Japón y el Reino Unido mantienen las mismas objeciones que la Administración de Bush al fondo del mismo, concretadas en los derechos de propiedad intelectual de los productos obtenidos mediante biotecnología y en los mecanismos financieros de cooperación entre los países ricos y pobres. Aunque probablemente ambos países terminen firmando el tratado, lo harán tras alcanzar un consensosobre una próxima reforma del texto que permita posteriormente a EE UU adherirse al mismo. La firme negativa de los EEUU a firmar dicho tratado no ha variado un ápice tras el encuentro del presidente George Bush con el primer ministro británico, John Major, durante el pasado fin de semana en Washington, informa Emma Roig. "Tenemos problemas con cuestiones como la manera en la que el dinero va a ser empleado", explicó Major, quien añadió pese a todo que las dificultades británicas son "mucho menores" que las que tiene EE UU para suscribir el acuerdo.

La CE anunció que al firmar los tratados haría pública una posición común europea sobre el impuesto energético y sobre los puntos más conflictivos del Tratado de Biodiversidad, como la protección de las patentes en productos biotecnológicos.

Cousteau y los indígenas

"Después de 500 años queremos tener más de cinco minutos para expresar nuestras opiniones", dijo ayer José Lirio, representante de los indios del Amazonas peruano, al reivindicar un estatuto oficial en la estructura de Naciones Unidas para las llamadas Primeras Naciones, que representan a los 500 millones de indígenas del mundo.Lirio y otros indígenas de organizaciones de Latinoamérica, Canadá y Nueva Zelanda estuvieron acompañados por el oceanógrafo francés Jacques Cousteau, quien señaló que las poblaciones nativas deben tener derecho a que se reconozca legalmente su existencia. Cousteau cantó una canción maorí junto a Pauline Tangiora y otros indígenas de Nueva Zelanda y acudió al acto de izar la bandera de las Primeras Naciones en una plaza de Riocentro, donde se celebra la Cumbre de la Tierra.

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