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Los piratas del disco

La defraudación alcanza en el mundo los 120.000 millones de pesetas al año

Joseba Elola

Si, como casi todo el mundo, ha grabado usted algún disco en una cinta virgen, ha arañado con ello unos céntimos a la industria discográfica y a los profesionales de la música. Sumados todos los céntimos que se escatiman por esa vía, aparecen cifras gigantescas a nivel mundial: 120.000 millones de pesetas en un año, aproximadamente un billón de pesetas en la pasada década. Los perjudicados han logrado hacerse oír, y si el Senado da luz verde, cada cinta virgen tendrá en España un recargo de 30 pesetas, destinadas a resarcir a artistas y firmas discográficas de las pérdidas ocasionadas por el pirateo. En Alemania ya se aplica esta tasa. Pero esa forma de acabar con la patente de corso no complace a todos.

En 1990, la industria discográfica perdió en torno a 120.000 millones de pesetas como consecuencia directa del pirateo. Alrededor de 400 millones de unidades de material pirata fueron vendidas en todo el mundo en la década de los 80. La industria discográfica registra sus mayores pérdidas, sin embargo, con las copias piratas para uso personal. Lo que dejan de ingresar las empresas y los autores supera el billón de pesetas."Todo el mundo sale perdiendo", afirma Doug D'Arcy, director del sello independiente británico Dedicated Records. "El compositor deja de cobrar los derechos de autor (8% en España, 6.25% en el Reino Unido), el intérprete no ingresa su porcentaje y la compañía discográfica pierde su margen de beneficio".

"Los piratas son vergonzantes e irresponsables y debemos impedir como sea que sigan operando", afirma Paul McCartney, uno de los artistas que más dinero pierden como consecuencia del pirateo. Pero Coque Malla, líder del grupo español Los Ronaldos, opina que "si un tío anda mal de dinero y tiene que hacer un auténtico sacrificio para que McCartney gane 2.000 millones más, prefiero que el.señor McCartney se quede sin las pelas". "Aunque recomiendo", añade, "al que pueda permitírselo, que compre el material original para poder tener mejor sonido, la portada, las fotos..."

'Mucho morro'

Ricardo Moreno, batería del grupo, agrega: "Comprendo perfectamente a la gente que se graba las cintas en casa. Yo lo he hecho hasta que empecé a tener guita. Tampoco me parece mal que algunos vendan cintas piratas en el Rastro, o en Candem Town. Ahora, otra cosa distinta son los profesionales, los que se montan el negocio con ello. Esos no sólo son industria, sino además piratas. ¡Mucho morro!".Existen dos tipos de piratas: los domésticos y los profesionales. British Phonographic Industry, la asociación de las empresas discográficas británicas, combate a éstos últimos con un cuerpo de inspectores que rastrea las calles de las grandes capitales en busca de vendedores, para seguir la pista hasta llegar al pez gordo. Contra el piratilla, no hay casi nada que hacer. Un portavoz de la Federación de Industrias Fonográficas (IFPI) afirma que "es imposible evitar este tipo de pirateo porque no está mal visto, todos lo aceptan. Es ilegal, pero inevitable".

"Recuerdo que grabé para tres amigos míos un disco fantastico de Status Quo" afirma Tobby las, un estudiante británico, tras comprar un par de discos. Es éste un caso típico, que coincide con las estimaciones realizadas por la IFPI: cada unidad de material original vendida en una tienda es grabada tres veces. Teniendo en cuenta los precios de las grabaciones originales y los de las cintas, el consumidor consigue amortizar la compra del más sencillo reproductor si consigue piratear ocho discos.

Los afectados reacionan distintamente. Michael Jackson piensa que "el pirateo y la producción de imitaciones es robo. Los criminales no deben aprovecharse de nuestro amor por la música". Sin embargo, Chrissie Hynde, de The Pretenders, sugirió al público. que pirateara uno de sus discos, tras tener problemas con su firma discográfica. Para los españoles Manolo García y Quimi Portet, de El último de la Fila, "una canción, en el mercado, pertenece en cierto modo a todo el mundo".

Reforma de la ley

En España, los piratas podrán aliviar su mala conciencia tan pronto como el Senado dé el visto bueno a la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual. Las modificaciones suponen que los fabricantes de casetes vírgenes deberán pagar un impuesto especial de 30 pesetas por cada cinta de una hora. En el caso de los casetes de vídeo, el impuesto será de 50 pesetas por hora. Esas cantidades se destinarán a compensar a compañías y autores.Los fabricantes han reaccionado señalando que la medida es inconstitucional, y opinan que sería más razonable limitar la cantidad a 12 pesetas en vez de 30. También consideran que ese coste repercutirá en el precio del producto, que en algunos casos podría subir hasta un 40% cuando la ley entre en vigor.

Entre sus argumentos, hay uno que ha recabado el apoyo de la Unión de Consumidores Españoles (UCE): no todas las cintas vírgenes son para piratas. Algunos consumidores pagarán recargo sin motivo. La UCE estima que el público español pagará a través de las cintas vírgenes unos 6.000 millones de pesetas.

En el caso de las fotocopias de material escrito la tasa de compensación la pagarán los fabricantes de fotocopiadoras. Los fabricantes de vídeos también pagarán una tasa de 1.100 pesetas por aparato. En música la tasa se pagará exclusivamente a través de las cintas.

La armonización comunitaria

Cartas en el asunto

La armonización comunitaria de la propiedad intelectual en la música tendrá que ir más allá de las simples compensaciones contra la reproducción ilegal. En Holanda, los derechos-de autor expiran dos décadas después de la fecha de composición, mientras en el resto de la CE el plazo es de 50 años.A partir de este momento, cualquier compañía holandesa puede editar el Sgt Peppers de los Beatles (que data del año 1967) sin necesidad de tener que pagar ni un duro a sus autores.

Aunque para los holandeses sería teóricamente ilegal vender ese disco fuera de su mercado doméstico, el hecho es que la desaparición de fronteras internas en la Comunidad Europea a partir del primer día de enero de 1993 permitirá la exportación de ese producto libre de royalties.

La normativa de la Comunidad Europea espera llegar a impedir este tipo de irregularidades mediante la extensión de los derechos del autor hasta 60 años después del fallecimiento del mismo, en todos los países comunitarios.

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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