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El enviado de la ONU para coordinar la ayuda humanitaria denuncia a las milicias serbias

El español José María Mendiluce, enviado especial del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para coordinar y dirigir la ayuda humanitaria entre la ONU, Unicef, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y asistir al Unprofor (fuerzas de protección de la ONU) en sus misiones humanitarias en territorio de la antigua federación yugoslava, califica su misión balcánica como "la operación más dura" de todas en las que ha intervenido. "No se ve la salida del túnel", precisa.

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Mendiluce, de 41 años, participó en operaciones similares en Nicaragua, Angola y Costa Rica. Llegó a Sarajevo hace seis meses procedente de Irak, y sintió en su propia piel la brutalidad de la guerra balcánica. Su piso alquilado en Sarajevo voló en los primeros bombardeos. La oficina del ACNUR, en la calle del Mariscal Tito, desapareció pocos días después.Viajando entre Zagreb, Belgrado y otras ciudades, Mendiluce negocia con las diferentes autoridades políticas las garantías para la seguridad del transporte de los camiones con la ayuda humanitaria, suspendida en Bosnia y Herzegovina desde hace 10 días.

El asesinato del representante de la Cruz Roja en la capital bosnia y el maltrato físico de un chófer del ACNUR, de étnia musulmana, golpeado por las tropas irregulares serbias, interrumpió por completo el transporte de ayuda. Unas 1.500 toneladas de alimentos y medicamentos esperan todavía llegar a su destino.

"Ninguno de los funcionarios hemos visto tanta falta de respeto por los símbolos de las Naciones Unidas, por el transporte de la ayuda humanitaria, tanto abuso de los símbolos de la Cruz Roja... Tanta violencia, sobre todo dirigida hacia la población civil". En Bosnia y Herzegovina, la violencia sobre la población civil es masiva".

Secuestros y amenazas

Mendiluce fue intimidado y amenazado varias veces por las tropas irregulares serbias. "Existe una falta de comprensión por nuestra misión; no entienden nuestro papel de intermediarios". Sus colegas tuvieron peor suerte. "Fueron secuestrados durante dos días en Teslic, donde desaparecieron 12 camiones con la ayuda. Posteriormente, los vehículos fueron devueltos sin la mercancía".

El convoy organizado por el ACNUR de Zagreb a Bihac y Zenica, concebido para distribuir la ayuda humanitaria en las ciudades, fue asaltado a lo largo del camino por hombres enmascarados que interceptaron los camiones y colocaron una granada de mano en uno de ellos. La prensa serbia escribió al día siguiente: "Granadas entre los pollos congelados".

Siete camiones del ACNUR fueron confiscados por las tropas serbias en Bijeljina. Dos reaparecieron con todo el contenido en Pale, sede de las operaciones militares serbias en contra de Sarajevo. El funcionario estima que la situación de los desplazados internos en Bosnia y Herzegovina (aproximadamente medio millón), campesinos concentrados en las ciudades, es sumamente grave.

Una posible tregua en Bosnia no despierta optimismo entre los funcionarios del ACNUR: "Si se agrava la guerra, habrá más muertos; una vez consolidada la tregua habrá más refugiados. Los desplazados internos en Bosnia y Herzegovina son todos refugiados potenciales. No tienen casa, ni trabajo".

El presidente de la Federación Yugoslava -formada por Serbia y Montenegro-, Slobodan Milosevic, declaró ayer a la BBC que estaba dispuesto a presentar su dimisión si con ello ponía fin a las sanciones impuestas por las Naciones Unidas. La presidencia de Belgrado hizo un llamamiento a las fuerzas irregulares serbias para que suspendieran las acciones bélicas en Bosnia-Herzegovina.

El secretario general de la ONU, Butros Gali, confirió al ACNUR la tarea de facilitar el retorno de los refugiados croatas a las zonas bajo el protectorado del Unprofor.

Ayer, la situación en Sarajevo fue de calma precaria, aunque las milicias serbias ametrallaron a un autobús de un hospital, matando a un enfermero. Las acciones bélicas también prosiguieron en el puerto croata de Dubrovnik.

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