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Francisco Ayala manifiesta su "total perplejidad" frente al mundo actual

El escritor Francisco Ayala, último premio Cervantes y sin duda alguna uno de los más genuinos representantes de la cultura española del siglo XX, demostró el miércoles una lozana salud mental cuando, invitado por el Club Siglo XXI a un almuerzo-coloquio, escogió no hablar de literatura, sino de lo que más le preocupa: la perplejidad que siente ante los tiempos en que vivimos. "Mi estado actual es de total perplejidad", dijo.

"No tengo ninguna cosa que decir", comenzó Francisco Ayala, "a excepción de que, como ya saben que vivo largas temporadas en Estados Unidos, pues prefiero hablar de tres cuestiones que me preocupan". Y así, ante una veintena de periodistas y escritores -Rosa Chacel y Elena Quiroga, entre los presentes-, describió esos tres temas: las últimas ejecuciones mediante la pena de muerte, que es legal en algunos Estados de EE UU; las próximas elecciones norteamericanas; y los reciente conflictos de Los Angeles. El autor de La cabeza del cordero y Muertes de perro explicó cómo "se acaba de llevar a la silla eléctrica en Estados Estados a un condenado, mientras otro, el asesino de Milwakee, a quien le gustaba comerse a la gente, ha sido condenado a cadena perpetua, porque en su Estado no hay pena de muerte". Así, Francisco Ayala mantiene que "lo que no se ha discutido en ningún momento es sobre el principio de la pena de muerte, sino sobre los aspectos técnicos de ésta".

La ironía y el sarcasmo "ya no funcionan en el mundo actual", piensa Ayala, y pone como ejemplo un artículo del escritor norteamericano Arthur Miller, recientemente publicado en la prensa de Estados Unidos y que ha pasado casi inadvertido, "en el que proponía que la pena de muerte se privatizase".

El segundo terna de reflexión, las próximas elecciones en Estados Unidos, sorprende a Francisco Ayala, porque, "cuando todo el mundo daba por seguro el éxito de Bush, ha surgido un candidato independiente -Ross Perot- cuyo mayor mérito es ser multimillonario, y la gente le sigue". La falta de fe de la gente en los partidos políticos y, sobre todo, la constatación de que "la ilusión del progreso moral se puede dar en el individuo pero no en la sociedad", son las únicas afirmaciones que encuentra Francisco Ayala para explicar y explicarse el caótico mundo en que vivimos.

La tercera reflexión de Francisco Ayala fue sobre los disturbios ocurridos en Los Ángeles -"la marginación no basta para saber qué ocurre por debajo, qué pasa de verdad"- y esto ocurre también en España, donde, se pregunta, "¿quiénes son ahora los poderes fácticos?".

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