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Los prejuicios impiden la donación de cerebros para la ínvestigación

Milagros Pérez Oliva

MILAGROS PÉREZ OLIVA El cerebro y el sistema nervioso central son probablemente las partes del organismo en las que la investigación médica ha avanzado más lentamente en los últimos años. Esta fortaleza que tan tenazmente se ha resistido al empuje del saber científico está dejando de ser inexpugnable, aunque persista la dificultad principal: el sistema neurológico cumple una función esencial, y por su propia naturaleza no es posible experimentar en vivo. De ahí la importancia que tiene para los científicos que investigan afecciones tan extendidas como el Parkinson o la enfermedad de Alzheimer poder disponer de cerebros con los que experimentar. El hospital Clínico y la Universidad de Barcelona han creado un banco de tejidos neurológicos.

La finalidad del banco es obtener y preservar en condiciones adecuadas tejidos neurológicos para ser distribuidos entre científicos que investigan sobre enfermedades neurológicas y psiquiátricas. Al frente de este nuevo servicio se encuentran los doctores Eduardo Tolosa y Félix Cruz Sánchez, que, junto a Antonio Cardesa y Nicole Mahí, dedican su carrera científica a este ámbito de la investigación.La tarea no es fácil: si en la donación de órganos como el corazón todavía persisten tabúes no superados, en el caso del cerebro las resistencias a la donación son mayores, probablemente porque en el inconsciente subsiste la idea aristotélica de que si existiera el alma, el cerebro sería su soporte. "Si la gente conociera el gran beneficio que pueden proporcionar a muchos enfermos, habría más donaciones", afirma Félix Cruz Sánchez. La extracción del tejido neurológico se efectúa a corazón parado. Únicamente el líquido encefalorraquídeo es susceptible de donación en vivo, puesto que puede extraerse mediante una simple punción lumbar.

En estos momentos existen en Europa unos 15 bancos de cerebros, siguiendo las pautas trazadas por Wallace W. Tourtellotte, neurólogo de la Universidad de California, que creó el primer servicio de este tipo en 1961 y dio lugar al actual National Neurological Research Bank de Los Angeles. Tourtellotte, que ahora tiene 68 años y está nominado para el Nobel de Medicina, desarrolló las técnicas de crioconservación adecuadas al tejido nervioso.

Enfermedades degenerativas

En el momento en que se le ocurrió crear el banco, su trabajo se centraba en la investigación de la esclerosis múltiple. Los científicos descubrieron que la enfermedad consiste en una pérdida progresiva de mielanina -sustancia que recubre los nervios- y comprobaron que su degeneración producía unas placas que, dependiendo del lugar en que se depositaban, provocaban distintas afecciones, que podían afectar a la parte motora, a la sensitiva o provocar incluso paraplejía en caso de localizarse en algún punto de la médula espinal.

Tourtellotte creó una técnica para la conservación del líquido encefalorraquídeo, en el que se encuentran algunos marcadores relacionados con la enfermedad, lo que ha permitido estudiar la evolución de numerosos pacientes.

Con el desarrollo de la medicina y el mayor nivel de vida, la supervivencia se prolonga ahora mucho más que hace unas décadas. El envejecimiento de la población ha provocado una eclosión de las enfermedades degenerativas del sistema nervioso central, que, aunque afectan también a personas jóvenes, tienen su mayor incidencia en edades avanzadas. Si el trágico final de la actriz Rita Hayworth, sumida en una patética demencia, dio la alarma sobre las consecuencias de la enfermedad de Alzheimer, la pérdida de facultades que muchos senadores norteamericanos sufrían en razón de su avanzada edad facilitó que se destinaran fondos a la investigación de las enfermedades degenerativas del sistema nervioso central.

La enfermedad de Parkinson y las distintas demencias seniles constituyen hoy una prioridad perentoria para la medicina. "Se trata de llegar a viejo, pero en buenas condiciones. Las enfermedades degenerativas tienen un gran impacto social porque provocan grandes invalideces y deterioran gravemente la calidad de vida", afirma Félix Cruz.

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