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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Franco y su descripción

Con el título de ¡Franco, Franco escribe el señor Ayala en EL PAÍS del 19 de marzo y en páginas de opinión sobre la descripción que a su juicio merece la personalidad del general Franco.En líneas generales, estoy de acuerdo en dicha descripción excepto cuando dice que gracias a su habilidad ha evitado la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial.

Para mí, Franco no estaba en condiciones de rechazar una proposición de Hitler si a éste le interesara que España entrara en guerra al lado de Alemania e Italia, porque entre los favores que le debía al Führer estaba el de ser Caudillo gracias a su apoyo y no a la gracia de Dios.

Cuando el 23 de octubre de 1940 se reunieron Hitler y Franco en Hendaya para abordar el tema, Franco no contestó con un no rotundo, sino más bien con un sí, pero... El "pero" consistía en el suministro por parte de Alemania de provisiones de equipo militar, cereales, carbón, etcétera. Hitler consideró imposible el compromiso de este suministro en un momento en que sus planes de dominio de Europa y del mundo exigían un gran derroche de recursos de todo tipo. Yo creo que en ningún momento estas exigencias por parte de Franco fueron interpretadas como una realidad imperiosa. Porque, efectivamente, en aquellos momentos, después de una guerra tan larga y cruenta, Franco disponía de una infraestructura militar y de un Ejército para "andar por casa" a la caza de comunistas, rojos y no adictos al Movimiento, pero no para cumplir la misión que Hitler pretendía, que era la defensa del Mediterráneo occidental.

Ante el temor de que la intervención militar de España le diera más dolores de cabeza que satisfacciones (como le ocurrió muchas veces con las tropas de Mussolini), Hifier pensó que la mejor ayuda que podía prestarle España en esos momentos era el envío de materias primas, víveres, cereales, etcétera, cosa que exigió a Franco y éste cumplió a rajatabla mientras los españoles teníamos la posibilidad de escoger entre las calamidades que suponía aquella miseria sin decir palabra, o insinuar la más mínima disconformidad e ir a la cárcel o al paredón tachado de rojo. ¡Esta es mi santa opinión!-

L'Ampolla,

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