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Debate en la Sorbona sobre el porvenir de la Europa ex comunista

Una profunda resaca ha sustituido a la embriaguez que saludó la caída del telón de acero y el final de la guerra fría. Tras haber permanecido en estado de hibernación durante la larga noche comunista, muchos viejos demonios europeos corren de nuevo en libertad desde el Atlántico a los Urales, y en particular en la mitad oriental del Viejo Continente. Para intercambiar informaciones y opiniones sobre esta situación, una veintena de personalidades políticas y periodísticas europeas se reúnen hoy en la universidad parisiense de la Sorbona.

Una intervención televisada del ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov abrirá el coloquio ¿Dónde va, el Este organizado por una docena de medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS, Libération, TF-1, BBC y Time Magazine.

Los debates continuarán los iniciados en el mismo lugar y bajo el mismo lema en febrero del año 1990. En aquella ocasión, importantes políticos occidentales como el alemán Willy Brandt y el francés Michel Rocard compartieron mesa con nuevos dirigentes del Este como el polaco Bronislaw Gemereck, el checo Václav Havel y el rumano Petre Roman.

Convulsiones

La segunda edición del coloquio ¿Dónde va el Este? abordará las convulsiones que sacuden a los países liberados del comunismo. La mesa redonda estará consagrada a las dificultades de la transición a la economía de mercado. Esa mesa reunirá a Constantin Borovoi, presidente de la Bolsa de Moscú, Milialy Kupa, ministro húngaro de Hacienda, Petre Roman, ex primer ministro rumanq, y Mario Sarcinelli, actual vicepresidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.

En otras mesas redondas, el ex presidente polaco Vojciech, Jaruzelski y su compatriota Adam Miclinick; el comunista ruso Víktor Alksnis y el liberal rumano Nicolae Manolescu; el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Gianni de Michelis, y el escritor español y ex ministro de Cultura Jorge Semprún, intentarán arrojar luz sobre los riesgos de involución en los países del Este, las carencias de la ayuda occidental, las bondades y maldades del renacimiento nacionalista, la integración en las estructuras políticas, económicas y militares de Occidente y la conveniencia de juzgar a los dirigentes comunistas.

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