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Ayuda para los espermatozoides

Milagros Pérez Oliva

Si hasta ahora buena parte de la investigación científica se ha centrado en las causas de infertilidad femenina, en muchos casos la ausencia de embarazo es debida a la infertilidad masculina. Simon Fishell, director científico del departamento de obstetricia del Queen's Medical Centre de Nottingham (Reino Unido), viene trabajando desde 1982 en la preparación de técnicas que permitan fecundar un óvulo con espermatozoides que por sí solos no podrían hacerlo, por debilidad o por alguna anomalía que se hubiera detectado.Fishell observó que algunos intentos de fecundación fracasaban porque el espermatozoide no era capaz de adherirse a la zona pelúcida del ovocito (es decir, la capa exterior), o que si se adhería, no era capaz de atravesarla para fecundar el núcleo. Sin llegar a conocer exactamente las causas de por qué eso sucede, en los últimos cinco años se ha desarrollado un procedimiento de fecundación microasistida.

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La fecundación 'in vitro' no ha logrado superar en los últimos años la baja tasa de éxitos

El primer nacimiento se logró en 1988, y desde entonces, según Fishell, han nacido ya unos 150 niños perfectamente sanos en todo el mundo. La descripción técnica de estos procedimientos puede parecer perogrullesca, pero ha llevado muchos años de investigación, pues se trata de operar en unos elementos de dimensiones microscópicas.

Inyección de alta concentración

Uno de los primeros procedimientos utilizados consistió en practicar un corte en la cápsula exterior del óvulo y ponerlo en contacto con semen previamente depurado y tratado para obtener una alta concentración de espermatozoides, algo que en muchos casos también resulta dificil.

Más recientemente se ha aplicado con éxito la inyección directa de varios espermatozoides en el ovocito atravesando la cápsula exterior. En este caso, la primera dificultad radica en absorber mediante una aguja de dimensiones absolutamente ínfimas varios espermatozoides. Se trata de seleccionar aquellos de mayor vitalidad; pero como en muchas ocasiones eso es precisamente lo que falla, se intenta simplemente aspirar varios de ellos e introducirlos en el ovocito mediante una microaguja. La naturaleza hace el resto.

Las imágenes filmadas que Fishell muestra son espectaculares. Dos días después de la fecundación lograda por uno de los espermatozoides, y cuando la célula ya ha comenzado a dividirse, todavía puede observarse a los otros pululando en la epidermis.

"Estas técnicas permiten lograr una fecundación in vitro a partir de esperma de muy baja movilidad o cantidad de espermatozoides", afirma Simon Fishell. Las mismas técnicas pueden aplicarse también en el diagnóstico preimplantatorio, es decir, en el análisis de malformaciones congénitas en el embrión antes de ser implantado en el útero de la mujer.

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