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FALLAS DE VALENCIA

Una cosa que se cae

Los toros eran, desde Noé (o sea, toda la vida de Dios, siglo arriba o abajo) unos animales terribles y feroches, con par de cuemazos hasta allá, cara fosca y una fortaleza capaz de derribar las murallas de Jericó. Ahora, en cambio, si de los toros dicen eso los diccionarios, mienten. Los diccionarios, ahora, deben decir: "Toro = biología. m. Una cosa que se cae". Los toros de ahora a lo mejor siguen teniendo cuernazos similares e igual cara fosca, pero de derribar murallas, nada. Los toros de ahora, ven un jamelgo y les da un infarto. Los toros de ahora, en cuanto saltan a laarena y pegan una carrerita, se desploman, y para incorporarlos han de salir peones-grúa y tirarles del rabo.Toros de ahora mismo salieron en Valencia, como era de esperar. Todos los de lidia ordinaria se cayeron. De los sobreros, uno se cayó también. El quinto de la tarde estuvo más tiempo en el suelo que levantado sobre sus cuatro patitas y semejante ruina indignó al público. Víctor Mendes quiso torearlo y se puso a pegar derechazos. Obviamente, el torito ruinoso se derrumbaba y si bien una vez pareció que ya la postrer caída no tendría remedio -pues se iba a morir de un momento a otro-, los peones-grúa consiguieron incorporarlo tras ímprobos esfuerzos, y entonces fue Víctor Mendes y volvió a pegarle derechazos.

Montalvo / Esplá, Mendes, Soro

Cuatro toros de Montalvo (dos fueron devueltos por inválidos), discretos depresencia, inválidos, manejables. Sobreros de Lora Sangrán, 1º inválido, 4º regordío, encastado. Luis Francisco Esplá: estocada corta baja y descabello (ovación y también algunos pitos cuando saluda); estocada (oreja). Víctor Mendes: estocada caída (oreja); media estocada tendida baja perdiendo la muleta (ovación). El Soro: estocada trasera (oreja); estocada atravesada caída (oreja); salió a hombros por la puerta grande. Plaza de Valencia, 14 de marzo. Segunda corrida fallera. Lleno.

Víctor Mendes, no cabía duda, intentaba por todos los medios redondear la tarde, aunque fuera a costa de la paciencia del público y de la agonía del pobre toro. Había cortado una oreja en el inválido anterior y otra más le valdría salir a hombros en compañía de su colega El Soro. Al toro de la oreja lo lanceó bien de capa y lo muleteó decorosamente. Dio primero naturales, luego derechazos, sin arte aunque con aceptable técnica y singular denuedo.

Denuedo fue lo que aportaron los espadas. Luis Francisco Esplá, impecable lidiador, también se echó la muleta a la izquierda y aguantó valerosamente las embestidas ásperas del primer inválido. Al cuarto, que no estaba inválido, lo toreó cargando la suerte y de frente; un poco atosigado en los remates, quizá por citar demasiadoen corto. El Soro pegó 400 pases (otros autores dirán que 392, pero depende de a qué demonios le llaman pases), y los pegó con el pico, llevando muy alta la mano de templar y vaciando en El Saler.

Los tres pusieron banderillas. En solitario o en jacarandosa alternancia. Decía uno: "¿Banderilleamos?"; respondían sus compañeros: "Banderilleemos"; y se ponían a banderillear. Luego se vio que del banderilleo no tenían igual concepto. Mendes reunía, Esplá dominaba terrenos y distancias, Soro arreaba el banderillazo y apretaba a correr. Finalmente los tres mareaban al toro ejecutando montaraces suertes de gañanía.

Esto al público le complació muchísimo y, verlos saltar por allí, le predisponía a regalarles cuanto fuera menester; por ejemplo, las orejas de esa cosa que se pegaba batacazos. Regaló cuatro y quedó un poquito frustrado, pues pudo haber regalado 12. Bueno, otro día será.

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