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Un futuro incierto

Los 2.800 trabajadores de Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) temen, no sin razón, que el denominado eufóricamente nuevo plan de actuación para la mina sea el principio del fin. Se barajan 300 jubilaciones o una jornada laboral de seis días en turnos rotativos, la venta de activos y el cierre del pozo María, uno de los seis grupos de la empresa en el que se ha invertido desde 1984 para hallar nuevos campos de explotación centenares de millones de pesetas que ahora se revelan inútiles. Todo para frenar el creciente endeudamiento de la empresa que asciende en este momentos a 23.000 millones de pesetas.A esto se suma la polémica por el control de la sociedad con una ampliación de capital en ciernes de 600 millones de pesetas y el importante retraso en la puesta en marcha de un nuevo lavadero de carbón en Villablino que ha supuesto una inversión superior a los 4.500 millones de pesetas. Los gastos financieros que en 1988 representaban 1.500 millones de pesetas al año ascendieron en 1991 a 2.600.

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Los trabajadores sospechan de una pretendida quiebra que desmembraría la empresa con efectos negativos "irreversibles" para el valle, extremo negado tajantemente por el director general del MSP, Alfonso García Argüelles.

Los mineros esgrimen decenas de razones técnicas y sociales para mantener abierto el pozo María. La Dirección General de Minas no comparta estas opiniones, mientras el consejero de Economía de la Junta, Fernando Bécquer, con ciertas competencias en el tema, prefiere esperar a que otro dé el primer paso en la solución del conflicto. MSP, la mayor empresa minera privada del país, es la segunda en importancia de la región tras , Fasa-Renault.

La postura de los políticos

"Los políticos de León no hablan de lo nuestro en Madrid, y no nos vamos a quedar con los brazos cruzados. Es el futuro de todo el valle", argumenta Eradio Álvarez, picador del grupo Carrasconte.

A lo que el pasado domingo significaba el inicio de una medida reivindicativa en su más puro sentido, nacida de una asamblea de trabajadores cansados de no ser escuchados en sus demandas durante más de un mes de huelga, se suman, a medida que avanzan los días, miles de personas de diversa índole. Los políticos locales aprovechan para salir en la foto al tiempo que aseguran comprender los motivos de la marcha. Por unas horas se cambia el squash en jogging obrero. El alcalde de León, Juan Morano, del PP, se ha comprometido a caminar varios kilómetros con los mineros este fin de semana.

La aportación del Ayuntamiento de León es una de las mayores recibidas hasta ahora, cuatro millones de pesetas. En la Bañeza y Astorga se ha recogido, entre donativos y bonos, cerca de medio millón de pesetas, con lo que la marcha ha recaudado ya más de 12 millones de pesetas para cubrir unos gastos que se calculan en 20.

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