Nápoles prepara la primera gran exposición internacional de Ribera, 'El Españoleto'
120 cuadros del artista barroco valenciano viajarán luego a Madrid y Nueva York
El casillo de San Telmo de Nápoles, situado en una colina que domina esa ciudad italiana, acogerá a partir del próximo día 26 la primera gran exposición internacional celebrada hasta la fecha de la obra de José de Ribera, El Españoleto (Xátiva, 1591 Nápoles, 1652). La exhibición, que coincide aproximadamente con el cuarto centenario del artista barroco, podrá verse más adelante en el Museo del Prado de Madrid, y posteriormente en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, que mostrará una versión reducida de la misma. Comparable por su importancia a la gran antológica de Rembrandt organizada en Berlín, Amsterdam y Londres, o a la exposición de Andrea Mantegna que acoge la Roya¡ Academy de Londres, la de Ribera que comienza en Nápoles incluye 120 óleos, de los que 23 proceden del Prado, y 50 dibujos.
"Queremos destruir el mito de Ribera como pintor de lo horrible y lo sangriento, o del pintor que transfigura santos y virgenes para superar la vergüenza de un supuesto estupro de su hija por don Juan de Austria, que nunca ocurrió. Pese a esa leyenda construida por la literatura romántica, Ribera es un pintor europeo y mediterráneo, antes que napolitano y español, un artista de la luz y del color que llevó la pintura del siglo XVII desde el naturalismo hasta las puertas del barroco".Las palabras son de Nicola Spinosa, organizador, con el ex director del Museo del Prado Alfonso Perez Sánchez, de la primera gran exposición internacional sobre José Ribera, el pintor valenciano nacido en Játiva en 1591 y muerto en Nápoles en 1652. Y tienen todo el sabor de una declaración programática.
Restauraciones
La exposición, que incluirá 120 óleos -muchos de ellos restaurados para la ocasión- y 50 dibujos, se abrirá al público el próximo 26 de febrero en el castillo de San Telmo, sobre una colina que domina Nápoles Posteriormente, pasará al Museo del Prado y, en una versión más reducida, al Metropolitano de Nueva York.
Del Prado provienen 23 cuadros, y unos 20 proceden de instituciones y colecciones napolitanas, pero el catálogo demuestra que la obra de Ribera está muy dispersa por el mundo y que el esfuerzo de los organizadores de esta exposición ha tenido que llegar desde Oslo hasta México, pasando por los grandes museos de Estados Unidos y de Europa.
Sin embargo, es cierto que El Españoleto adquirió durante el siglo pasado una etiqueta de maldito que rebajó el reconocimiento indiscutible de que había gozado su pintura. Incluso Roberto Longhi, que rehabilitó a un Caravaggio afectado por la misma manía romántica, mantuvo las reservas sobre Ribera. Spinosa considera que la razón es clara: sobre el juicio artístico ha seguido pesando la imagen de Carlos V y la España de la leyenda negra.
Luz y color
Ribera, que emigró a Italia poco antes de cumplir 20 años, hacía 1610, y pasó en Nápoles casi el resto de su vida, se abrió en la ciudad del Vesubio "a la luz y al color" que antes había conocido en la pintura de Tiziano y Veronese durante su breve etapa romana, reflexiona Spinosa. Y asimismo tomó contacto con el cambio cultural que se avecinaba en la mente de Galileo, también vecino napolítano entonces. "Fue un magnífico observador e intérprete del gran teatro barroco y mediterráneo que fue Nápoles en aquella época", dice Spinosa.
"Fueron años de gran dramatismo para la ciudad, de guerra, epidemias de peste y una larga y férrea dominación española. Pero en ellos se gestó el buen futuro del siglo XVIlU, añade Giuseppe Castaldo, consejero de Cultura de la provincia de Campania, quien concluye que "ese mensaje de esperanza implícito en estas obras conserva todo su valor para el Nápoles del presente".
Babelia
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