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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Violencia absurda

EL ATAQUE de un comando palestino contra un campamento israelí, cerca de Galed, en el que mataron a tres soldados, ha provocado la esperada represalia del Ejército del Estado de Israel, que bombardeó varios campos de refugiados palestinos en el sur de Líbano. A la vez, los israelíes han organizado una operación militar especial contra el jefe de la organización proiraní Hezbolá (el partido de Dios), cuyo coche fue atacado desde un helicóptero, matándole a él, a su esposa, a su hijo y a varios guardaespaldas. No fue un ataque casual: se llevó a cabo, según ha afirmado el Estado Mayor israelí, gracias a una información precisa y con el objetivo de liquidar a una persona considerada como un jefe terrorista.¿Sirve para algo está violencia en la actual fase del conflicto árabe-israelí? El Gobierno de Tel Aviv se ha apresurado a decir que Arafat es personalmente el responsable del ataque contra los tres soldados israelíes; sin embargo, no hay prueba de que ello sea así. Es más: para la táctica actual de la OLP, tendente a obligar a Israel a hacer concesiones en la negociación que se inició en la Conferencia de Madrid de octubre pasado, es evidente que un atentado como el de Galed resulta muy negativo. Por, otra parte, el Gobierno de Shamir, metido ya en campaña electo-ra'lÍ ha ordenado represalias particularmente brutales para demos-trar a su electorado que, al aceptar la negociación con los palestinos, no renuncia a emplear la.,fuerza siempre que lo considere necesario. No es fácil entender, en cambio, las razones que han impulsado a Israel a eliminar al jefe de] Hézbolá. Los más beneficiados por la acción son Líbano y Siria, interesados en que se debilite ese grupo armado, que actúa en Líbano obedeciendo las órdenes de Irán.

En todo caso, estas explosiones de violencia no van a impedir la nueva tanda de negociaciones bilaterales entre Israel y los árabes prevista en Washington el 24 de febrero. Incluso Siria y Líbano, que se negaron a asistir el mes pasado a la reunión multilateral de Moscú, han anunciado que estarán presentes en Washington. Jordanos y palestinos ya habían tomado anteriormente idéntica decisión. La causa es obvía: en las reuniones bilaterales es casi ineludible que el tema de la retirada de Israel de los territorios ocupados ocupe el centro. Y asimismo el de los asentamientos judíos en dichos territorios. En estos temas, EE UU -país clave en las negociaciones' tiene posiciones enfrentadasía las de Israel y más bien favorables a las de los árabes. El presidente Bush ha defendido claramente la necesidad de intercambiar paz por territorios, tesis que el Gobierno de Shamir rechaza.

Las delegaciones árabes pueden tener la esperanza de que la nueva fase de las negociaciones será bastante incómoda para el Gobierno israelí, sobre todo en un inomentoen que cualquier paso en falso -por exceso de dureza o por sensación de blandura- puede significar una pérdida de votos para el Likud, empeñado ya en la campaña para las próximas elecciones. Pero esta misma hipoteca electoral dificulta considerablemente que las reuniones puedan llevar a una aproximación de posiciones.

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