Rusia, EE UU y Alemania se alían para evitar la fuga de los científicos nucleares soviéticos
Alemania, EE UU y Rusia anunciaron ayer la creación de un Centro Internacional de Ciencia y Tecnología costeado por Occidente que intentará dar trabajo a miles de ingenieros nucleares de la antigua URSS para evitar que puedan ser contratados por países del Tercer Mundo, especialmente árabes, deseosos de fabricar la bomba atómica. Aunque la iniciativa es tripartita fue solemnemente anunciada a sus homólogos comunitarios, reunidos en la capital portuguesa, por el ministro alemán de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, quien reivindicó su paternidad.
En Moscú fue leído el documento por el que los tres países se comprometen a la creación del centro de,ínvestigación, después de la entrevista entre el secretario de Estado norteamericano, James Baker, y el presidente, ruso, Borís Yeltsin. El texto deja claro que uno de los objetivos primordiales de esa iniciativa es evitar que los investigadores de la ex URSS se sientan tentados por ofertas de terceros países que pudieran llevar a "la difusión de armas nucleares, biológicas o químicas y de sistemas de misiles".Las autoridades rusas calculan que más de 100.000 científicos y técnicos tienen acceso a la tecnología nuclear soviética y, de ellos, entre 2.000 y 3.000 tienen conocimientos considerados muy'secretos. De momento, siguen vigentes las duras leyes soviéticas que impidían la salida al exterior de estos científicos. Las autoridades rusas planean elaborar sus propias leyes restrictivas pero quieren acompañarlas con acciones de tipo positivo para aprovechar los conocimientos de los técnicos.
Hechos consumados
Genscher pidió a sus homólogos de la Comunidad Europea apoyo para la constitución de este centro y obtuvo su respaldo unánime. "A todo el mundo le parece bien", comentó el ministro español Francisco Fernández Ordóñez. Sin embargo, la iniciativa alemana provocó también cierto malestar entre algunas delegaciones que lamentaron en voz baja que, en asuntos relacionados con Europa Oriental, la diplomacia de Bonn haya puesto una vez más a sus socios comunitarios ante el hecho consumado.
El objetivo del centro es fomentar la "reconversión del potencial industrial y técnico militar hacia objetivos pacíficos", según reza el comunicado que Genscher suscribió junto con sus colegas norteamericano, James Baker, y ruso, Andrei Kozlrev. Para lograr ese propósito el centro brindará "la oportunidad a los científicos e ingenieros del sector de armamento de reorientar sus talentos hacia objetivos no militares".
El número de científicos que acogerá el centro será, como mínimo, de 3.000, según precisó el titular de Exteriores holandés, Hans van den Broek, a los que se pretende pagar unos mil dólares mensuales en divisas (unas 100.000 pesetas) con la condición de que no emigren al Tercer Mundo. Esa cantidad permite a un ruso vivir holgadamente. Sólo para pagar los sueldos se necesitaría anualmente 36 millones de dólares (uno 3.600 millones de pesetas).
Baker se compromete en el comunicado a aportar de entrada 25 millones de dólares. Genscher no precisó en su intervención cual sería la contribución alemana pero consiguió que la Comisión Europea manifieste su intención de poner a disposición del centro y con cargo al presupuesto comunitario un mínimo de 26 millones de dólares a los que deberían añadirse algunas aportaciones de los Estados miembros. Francisco Ferinindez Ordóñez, no aclaró si España hará un esfuerzo adicional.
Exterminio masivo
El centro que se propone estará dedicado a "desarrollar, seleccionar, financiar y efectuar el seguimiento de proyectos que deberán ser llevados a cabo sobre todo en institutos e instituciones de la Federación Rusa y de otros países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) interesados". Y la finalidad más concreta que se apunta es la de contribuir a los esfuerzos que se realizan para "eliminar las armas de exterminio masivo".
En este sentido, una institución como la que se pretende crear es básica porque, tal y como han subrayado recientemente científicos nucleares rusos la eliminación de esas armas debe ser efectuada por los propios diseñadores de los ingenios si se pretende que el desmantelamiento se efectúe con las máximas garantías de seguridad. Cada tipo de bomba nuclear responde a un diseño muy preciso, que lógicamente es secreto, lo que hace extremadamente dificil que su desmontaje pudieran dirigirlo técnicos de otros países, como se ha apantado en algunos medios de comunicación.
La reunión de Baker con Yeltsin, que duró tres horas, sirvió para seguir aproximando posiciones sobre la elaboración de un nuevo acuerdo de desarme que el presidente ruso, según manifestó, querría tener listo el próximo julio para la cumbre con el presidente George Bush.
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