Polémica entre el Vaticano y los judios por la 'fuga' de criminales de guerra nazis a Argentina
Simon Wiesenthal, el célebre cazanazis, afirma que el Vaticano facilitó conscientemente la huída de criminales de guerra del III Reich hacia Latinoamérica. La Santa Sede, por boca de su jefe de prensa, Joaquín Navarro Valls, rechaza esa denuncia como una "falsedad histórica". El rabino Marvin Hier, responsable del centro Simon Wiesenthal de Los Angeles, pide formalmente al Vaticano que abra sus archivos de los años de posguerra. Roma, hasta aquí, no responde, pero da a entender que toda la ducumentación pertinente es ya conocida.
La agria polémica entre la Santa Sede y los judíos ha estallado tras la apertura de los archivos de Argentina correspondientes a la presencia de nazis en el país. Lo único que se sabe de cierto sobre el contenido de los archivos argentinos es lo que Wiesenthal ha contado a la prensa: Josef Mengele, el genocida de Auschwitz, llegó a Buenos Aires en 1949 con un pasaporte de la Cruz Roja a nombre de Gregor Helmut que le fue facilitado por la Cruz Roja gracias a una mediación vaticana."Fue el secretario de [Giuseppe] Siri quien procuró a Mengele los documentos", decía ayer Wiesenthal, en una entrevista publicada por el diario La Repubblica. El cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, fue una figura de la derecha preconcíliar que volvió a adquirir cierta relevancia tras la entronización de Juan Pablo II, como mediador entre monseñor René Lefebvre y el papa Wojtyla.
"La organización clandestina nazi [para las fugas] se apoyaba en las comisiones que, a finales de 1947, fueron creadas por el Vaticano para atender a los prófugos de todos los países ex católicos convertidos en comunistas: Polonia, Eslovaquia, Croacia, Hungría. Pero el Vaticano sabía, y los prelados veían casi siempre los dos documentos, el verdadero y el fálso", por lo que conocía perfectamente la identidad de los prófugos, añade Wiesenthal.
Situación degradada
El cardenal Achille Silvestrini, ministro de Exteriores de la Santa Sede en la posguerra, reconocía el jueves al citado diario romano que, en la "degradada situación" de aquellos años, es posible que "algún personaje comprometido con los regímenes fascistas o alemán fuera ayudado a ponerse a salvo por eclesiásticos o religiosos. Pero no por orden de la Santa Sede".Del mismo modo, Navarro Valls dijo ayer que "fue probablemente fácil" que algunas personas buscadas falsificaran sus documentos y huyeran confundidas con los prófugos que se aglomeraban en Roma. Por otra parte, la Comisión Pontificia de Asistencia, creda por Pío XII para atender a estos emigrantes, "actuó siempre bajo la supervisión de las autoridades aliadas", precisó Navarro.
El mismo portavoz señaló que los 12 volúmenes de Actos y documentos de la Santa Sede relativos a la Segunda Guerra Mundial, en los que figura toda la documentación política vaticana de los años 1939-1945, dan prueba de hasta qué punto la Iglesia católica contribuyó al salvamento de vidas judías durante la guerra. Pero lo que el rabino Hier quiere consultar ahora son los archivos vaticanos entre 1945 y 1950.
Los aspectos políticos de esta controversia ponen en peligro la reciente aproximación entre el Vaticano e Israel con vistas al establecimiento de relaciones diplomáticas. El diario israelí The Jerusalem Post afirmaba en su editorial de ayer que "Israel tiene el deber consigo mismo y con las víctimas del holocausto de no establecer relaciones diplomáticas con el Vaticano hasta que la Iglesia reconozca el alcance de sus crímenes contra el pueblo judío y admita su culpabilidad".
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