Cultura adquiere 100.000 negativos del fotógrafo Alfonso
El Ministerio de Cultura acaba de adquirir por 50 millones de pesetas el archivo del fotógrafo Alfonso (1902-1990), compuesto por un total de 100. 000 negativos registrados entre finales del siglo XIX y el año de su muerte. Si bien aún no se ha fijado un destino definitivo para la ubicación del mismo, ni tampoco las directrices para su rentabilidad pública, esperemos que la adquisición de este material, por su alto valor documental y pedagógico, no esté destinado a una indefinida expectativa de destino en alguno de los contenedores culturales de carácter institucional a los que habitualmente se relegan a perpetuidad esta suerte de colecciones. La obra de este autor es un referente obligado de la historia de la fotografía española.Alfonso fue elegido académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (11 de abril de 1989), si bien no pudo leer personalmente su discurso, debido a su fallecimiento el 11 de marzo de 1990.
Para tal ocasión, escribió: "Me impresionaron la belleza de la reina Victoria y de la emperatriz Eugenia, ya en el ocaso ( ... ). Marañón, Benavente, Azorín, Galdós, Franco, Benlliure, Victoria Kemp, los Machado, Torroba, Baroja, Azaña, Alberti..., y un largo etcétera, nos hablan en silencio. Nos contemplan vivos desde las paredes en su distintas actitudes, diferenciadas claramente por el avance de la técnica fotográfica". La colección del fotógrafo de Madrid adquirida por el Ministerio de Cultura se divide en cuatro apartados: Costumbrismo madrileño, Madrid como ciudad, Madrid capital de España (acontecimientos políticos de la vida pública) y España (guerra de África y guerra civil española).
Al fotoperiodista Alfonso, la instantánea del cadáver de Calvo Sotelo en el depósito de la Almudena -de un impacto gráfico impresionante- le fue censurada y su publicación prohibida. El hecho de haber sido secretario de la Unión de Informadores Gráficos de Prensa durante la República le acarrea el que, en 1940, no pueda inscribirse en el registro oficial de periodista.
Sin duda, la compra de estos 100.000 negativos habría que calificarla de modélica para la política de incremento de patrimonio fotográfico histórico en España, hasta la fecha anclada en paleolítico al respecto, en donde seguirá nuestra Administración pública si no apuesta por una línea de nueva incorporación de colecciones a su patrimonio.
Cabe subrayar el bajo coste de esta adquisición, 50 millones de pesetas, si se le compara con transacciones de similar naturaleza en otras áreas por el mismo Ministerio. No hay que olvidar que en países como Francia compras de carácter similar equivalen a una partida constante incluida en los Presupuestos Generales del Estado.
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