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El Instituto Valenciano de Arte Moderno cumple tres años y expone sus adquisiciones

Carmen Alborch potencia la historia artística y elude las compras multimillonarias

Algunas de las vanguardias y movimientos más importantes de este siglo constituyen los núcleos alrededor de los cuales se organizan las colecciones propias del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), que este museo expone en una muestra inaugurada ayer. La iniciativa coincide con el tercer aniversario de la apertura de este centro artístico, que se celebra el próximo día 18. Rehuyendo las compras singulares caras y vistosas, la política de adquisiciones del IVAM, según su directora, Carmen Alborch, ha buscado una rigurosa estructuración de fondos en torno a momentos históricos y a propuestas relevantes como la abstracción de los años treinta, el pop, el fotomontaje o el informalismo europeo.

"Se trata todavía de un proyecto de colección", afirma Carmen Alborch, la directora del IVAM, "pero tiene suficiente coherencia como para ser presentado públicamente". La muestra, cuya inauguración reunió ayer a una nutrida representación del mundo artístico y cultural, incluye más de 500 obras de 167 artistas.La Generalitat valenciana comenzó ya en 1985 sus compras de obras con destino a un museo que sería inaugurado en febrero de 1989. Al acto asistió en aquel momento la reina Sofía. Dos adquisiciones y donaciones iniciales marcaron los orígenes del IVAM, la de obras del escultor catalán Julio González, que da nombre a la sede central del museo, y la del pintor valenciano Ignacio Pinazo. Ambos tienen salas permanentes en el IVAM. Desde entonces, el Gobierno autónomo ha invertido 2.344 millones de pesetas en la compra de fondos artísticos para este centro. Las donaciones recibidas alcanzan globalmente un valor de 364 millones de pesetas.

El inicio de la modernidad, con obras de Pinazo y Sorolla; la experimentación abstracta de los años treinta, con nombres como Arp, Calder, Torres-García o Moholy-Nagy; el informalismo europeo y el expresionismo abstracto, con creaciones de Chillida, Fontana, Hernández Mompó, Millares, Saura, Soulages y Tàpies; el posconstructivismo español representado por Sempere o Alfaro; el pop de artistas como Hamilton, Oldenburg o Rosenquist; la vuelta a la figuración de obras como las de Adami, Arroyo, Crónica, Valdés y otros; la producción más innovadora de las dos últimas décadas, con piezas de Baselitz, McCollum, Kirkeby, Navarro, Prince y Shapiro; los fotomontajes de un Heartfield, perfectamente conectados con la obra del valenciano Josep Renau, depositada en el museo; y la fotografía de autores como Capa, Cartier-Bresson, Cualladó o Evans; conforman las colecciones del IVAM.

La selección de todos estos fondos, realizada por el jefe del área artística del museo, Vicente Todolí, ocupa las nueve galerías con que cuenta el IVAM para exposiciones temporales. "Hemos procurado siempre conjugar la calidad, la significación histórica, la coherencia y la particularidad artística", señala Carmen Alborch al explicar los criterios que se han aplicado a la política de adquisiciones.

Ir a la caza de picassos estaba fuera de las posibilidades del museo, como reconoce explícitamente su directora. También lo estaba tratar de emular a centros con la veteranía y el peso del MOMA de Nueva York. Pero muchos creadores y núcleos de la evolución del arte del siglo XX merecían la atención del IVAM y resultaban asequibles. "Hemos conseguido una buena relación con artistas y galeristas", asegura Alborch, "y el museo se ha convertido en una referencia internacional. Nos faltaba una exposición y un catálogo de nuetra colección propia, que es un componente muy importante para dar credibilidad a un museo".

Línea de exposiciones

El IVAM ha vinculado de una forma notoria su política de compras a su línea de exposiciones, más de 60 desde su apertura. De ahí que la mayoría de los artistas representados en sus fondos ha estado presente en muestras individuales y colectivas celebradas en el museo. Su segunda sede expositiva, el Centre de El Carme, situada a poca distancia del edificio central del IVAM, en la calle de Guillem de Castro, una zona del centro histórico de Valencia, se ha caracterizado por la atención a las propuestas más experimentales e innovadoras de los últimos años. Ahora mismo, por ejemplo, es el escultor británico Tony Cragg quien presenta en él una antológica de su producción.

"Es importante apostar por lo que se produce hoy", comenta Alborch. "Muchos artistas que han pasado por el Centre de El Carme figuran entre los seleccionados para la Documenta de Kassel, lo que demuestra que nuestra intuición ha ido por buen camino".

El examen de doctorado

La directora del IVAM califica, con humor, la exposición de su colección propia como "el examen de doctorado" del museo, un centro artístico que ha recibido en sus tres primeros años de funcionamiento a un total de 540.000 visitantes. Esta cifra supone una media de 13.000 visitantes al mes. Por otra parte, este instituto artístico dependiente de la Generalitat Valenciana ha conseguido, en una ciudad poco entusiasta con las iniciativas de peaje cultural, un millar de amigos del IVAM. Estas personas, que pagan suscripciones mínimas de 6.000 pesetas al año, conforman el núcleo de un apoyo social al museo que su directora pretende ampliar bastante más en el futuro.Bien integrado en el circuito internacional de centros artísticos, en el que colabora habitualmente en coproducciones y proyectos de colaboración e intercambio con otros museos, el IVAM ha consolidado poco a poco su imagen en la ciudad de Valencia.

Aceptación social

De acuerdo con los resultados de un estudio realizado para el centro por la empresa Imerco, el nivel de notoriedad del IVAM en el conjunto de la Comunidad Valenciana alcanza el 55%. Un 75% de quienes conocen en Valencia la existencia del museo, valora su oferta como "buena o excelente".

El aspecto didáctico de comunicación con la sociedad es una de las preocupaciones que destaca Alborch, una catedrático de Derecho de la Universidad de Valencia de antigua dedicación al mundo del arte que confiesa haber detectado un cambio de actitud entre las personas que acuden a las exposiciones. "Cada vez hay menos gente que comenta ante una obra aquello de 'eso lo podría hacer yo", comenta.

El perfil medio de los visitantes de este centro artístico se centra en personas de edades comprendidas entre los 20 y los 29 años de edad.

"El IVAM es ya el orgullo de la ciudad que lo vio nacer", afirma Antonio Saura en una carta remitida al equipo del centro con motivo de la exposición y del tercer aniversario del museo, "y se ha convertido, en su todavía breve existencia, en un instrumento al servicio de la diversidad creadora, en un vehículo de lazos comunitarios y, a través de la modernidad que defiende, en la mejor apología del dinamismo cultural y económico del País Valenciano".

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