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NUEVA MATANZA TERRORISTA

El regreso al coche bomba

ETA parece decidida a superar el récord -que luego presenta como "capacidad operativa"- de los 45 asesinatos del año pasado, 7 de ellos perpetrados en Madrid. De 5 víctimas mortales en 1992, ayer saltó a 10. Interior rechaza cualquier demanda de interpretación. "Tratar de meterse en la cabeza de los asesinos", responde, "lleva al absurdo".Con el atentado de la plaza de la Cruz Verde, la organización terrorista recupera la técnica mortífera del coche bomba, que no intentaba desde el 24 de octubre pasado, cuando un vehículo cargado de explosivos fue desactivado en Zaragoza. Desde entonces ha sufrido una fuerte presión interna, a cargo de sectores de Herri Batasuna (HB) y de sus propios presos, contra los métodos cada vez más indiscriminados y los asesinatos de niños. Mediante un "gran golpe" con pretensión de obtener efectos psicológicos demoledores, ha completado ahora el objetivo de hacerse presente en las tres ciudades del 92. En diciembre colocó bombas, sin víctimas, en Sevilla. En enero perpetró cinco asesinatos: tres militares en Barcelona, un policía en Bilbao y el catedrático Manuel Broseta en Valencia.

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Se confirma así la amenaza vertida en el comunicado publicado el lunes pasado en Egin, después de un silencio de más de 45 días. "La respuesta violenta no será menos frecuente ni menos contundente", rezaba la nota. Un dirigente de HB, el navarro Patxi Zabaleta, aclaraba que la amenaza no era necesariamente contradictoria con la expectativa de una tregua. Sin embargo, el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, declara hoy mismo a La repubblica: "Por diversos motivos, no creo que ETA piense en la posibilidad de una tregua".

Un atentado masivo como el de ayer es para ETA una demostración de fuerza, un desmentido por adelantado a interpretaciones que relacionen cualquier decisión posterior con una situación de debilidad o retroceso. Desmentir lo evidente en este terreno es una de sus obsesiones. La exhibición de la fuerza y de la eficacia -dar "donde más duele", pedía un lema electoral de HB- explica en parte las adhesiones y silencios que la violencia consigue aún en Euskadi.

Un golpe capaz de cegar la retina de los telespectadores, para ETA, es la mejor esponja para borrar otros impactos recientes como la multitudinaria manifestación de decenas de miles de vascos exigiendo la paz, el sábado pasa do, o los testimonios sobre las prácticas chantajistas presentadas como impuesto revolucionario. A dos días de la manifestación de respuesta a la anterior programada por HB en Bilbao el atentado sirve, también, para obligar a quienes se sumen a la convocatoria de mañana a hacer suyos el método y los resultados de la "lucha armada". Medios próximos al Gobierno vasco no consideran imposible la apertura de un paréntesis en los atentados y confiesan que un atentado brutal "estaba hasta cierto punto previsto, quizá incluso como prólogo de la tregua, y por eso se ha bía dado una alerta general". Aunque admiten a renglón seguido que resulta "muy duro decir esto ahora". En el Ministerio del Interior no quieren oir hablar. "Lo creeremos cuando lo veamos. ETA siempre habla de tregua afirma un portavoz, "pero imponiendo condiciones. La gente ya sabe que el Gobierno jamás se sentará a hablar mientras haya atentados".

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