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El comisario de Cultura de la CE admite que el Norte se aprovecha del expolio artístico del Sur

Jean Dondelinger desea una lista de bienes culturales aceptada por los Doce

Jean Dondelinger, comisario encargado de Asuntos Culturales de la Comisión de las Comunidades Europeas, ve cómo el trabajo se le multiplica, ante la Europa unida de 1993, con el espinoso asunto de la circulación ilícita de bienes culturales y con la nueva situación en el Este. "Es cierto que, por así decirlo, los tesoros artísticos están en los países del Sur, y el mercado, en los del Norte", reconoce. Y sugiere que los Doce tienen que ponerse de acuerdo sobre una lista común de bienes culturales.

Jean Dondelinger, de 61 años, es responsable de la política cultural de la Comisión de las Comunidades Europeas, y la supresión de fronteras internas a partir de 1993 se le plantea como un reto múltiple. Un problema inesquivable es, una vez que desaparezcan las aduanas entre los miembros de la Comunidad, la prevención del tráfico ilegal de bienes culturales y la legislación de la restitución de lo exportado ilegalmente. La Conferencia Euroepa de Ministros Responsables del Patrimonio Cultural, celebrada la pasada semana en Malta, aprobó una resolución para "prevenir la circulación ilícita de bienes culturales" y presenció una dura discusión -con bandos encabezados por Grecia y Alemania- sobre reivindicaciones de los países del sur, que sufren expolio artístico, y los del norte, que usufructúan bienes culturales originarios del Mediterráneo."Es cierto", reconoce Dondelinger, "que los tesoros artísticos están en los países del sur y el mercado en los del norte, y que el norte se aprovecha del expolio del sur. Pero yo no hablaría de bloques, sino de grupos de intereses. Aprovechando mi presencia en la apertura del Madrid Cultural, he hablado de este tema con el ministro de Cultura, Jordi Solé Tura, a quien le preocupa especialmente. Acabo de urgir al Parlamento Europeo para trabajar este aspecto. Tenemos que ponernos de acuerdo sobre una lista de bienes culturales europeos que pueda ser aceptada por los Doce. Lo ideal es un sistema de control no excesivamente burocrático. El asunto parece primordialmente económico, pero en el fondo hay mucho más, porque hablamos de cultura. Por ello necesitamos más políticas positivas que protección policial".

Este

La nueva situación en el Este acarrea un replantamiento para la CE, y el ámbito cultural resulta especialmente afectado. "Aún no somos capaces de calcular la importancia del potencial creativo de esos países", dice Dondelinger. "Y, por otra parte, no será posible reaccionar tan rápido como sería preciso. Pero es básico formular alternativas que abarquen en lo posible el próximo siglo. Los Doce están ya negociando acuerdos con Checoeslovaquia, Hungría y Polonia, y ya se incluye una cláusula de cooperación cultural".

La cuestión del mecenazgo privado es también crucial para la política cultural comunitaria. "Desde la época de los romanos, no hay despliegue libre de la cultura sin mecenazgo", afirma el comisario. "Pero este siglo es un tema que se ha pervertido, por la amalgama entre el apoyo al arte y el interés económico. Ante la multiplicidad de organismos especializados en la CE, hemos formado el CEREC (Comité Europeo para el Acercamiento de la Economía de la Cultura), encargado de desarrollar los nexos entre esos organismos. Y este año nos reuniremos en Lisboa para discutir el mecenazgo".

El escollo estriba en lograr una fiscalidad que incentive el patrocinio cultural. "Nuestra intención no es plantear de entrada temas de tesorería, para no asustar. Pero parece normal que, en un sistema liberal, si los Estados reciben garantías económicas para sus políticas culturales, los ciudadanos o las instituciones privadas deberían ser tratados igual. Esperamos que los Estados tengan, llegado el caso, un comportamiento fiscal que responda a una inspiración auténticamente cultural".

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