La falta de luz ultravioleta favorece el desarrollo de gérmenes en Madrid
Científicos de la Universidad Autónoma han hecho controles de la radiación para verificar el funcionamiento de un nuevo detector de luz ultravioleta. Las mediciones efectuadas el pasado diciembre han demostrado que en los apenas 20 kilómetros que separan el campus de Cantoblanco del centro de Madrid hay una caída del 38% en la intensidad de la luz ultravioleta, cuyo efecto esterilizador contribuye a eliminar los gérmenes del medio ambiente.
Uno de los detectores se encuentra ahora en la base antártica Juan Carlos I, donde se desarrollan investigaciones sobre el espesor de la capa de ozono. Otro de ellos viajará esta semana a la ciudad de México, una de las más contaminadas del mundo.La luz ultravioleta se detiene en el manto de ozono de la atmósfera y apenas llega a la superficie terrestre. En su forma de mayor energía -las de tipo B y C- es altamente peligrosa y puede producir cáncer de piel. Pero no todas sus radiaciones son igualmente perjudiciales. Las de más baja intensidad favorecen la fijación de la vitamina D en el organismo y reducen el desarrollo de los gérmenes nocivos en el medio ambiente -las lámparas de luz ultravioleta se usan para esterilizar los quirófanos y los instrumentos de los dentistas-. Si se reduce su intensidad, aumentan las manchas en la piel y las epidemias de gripe.
Un equipo de investigadores del departamento de Física Aplicada de la Universidad Autónoma ha desarrollado dos instrumentos de medición de la luz ultravioleta. Su director, el catedrático Francisco. Jaque, considera que la contaminación por metales pesados o por la lluvia ácida está perfectamente estudiada, pero no se vigila la radiación ultravioleta.
Este departamento ha diseñado también un dosímetro "totalmente novedoso": un cristal que se activa con el sol y que, al ser calentado posteriormente, emite una luz visible en la que se registra la cantidad de luz ultravioleta del tipo C, la de mayor intensidad, que ha recibido. "De esta manera, se puede saber si cambia o no la radiación a causa de un agujero en la capa de ozono", señala Jaque.
Un mapa de luz
El detector -que en el futuro podrá tener el tamaño de un bolígrafo- es ahora un pequeño cilindro en el que un filtro proyecta la luz solar sobre un cristal tratado con europio, un elemento que origina un fenómeno de luminiscencia y lo colorea con una tonalidad violácea. A través de una placa de silicio, queda conectado con un amplificador digital en el que se registra la intensidad de la radiación ultravioleta.
Sus mediciones sirven para detectar un agujero en la capa de ozono, si la radiación es excesiva, o para medir el aumento de la contaminación, si es baja la intensidad de la luz ultravioleta. Jaque, que ha contado con una ayuda de seis millones de pesetas del Plan de Investigación de la Comunidad de Madrid, pretende plantear al Gobierno regional la confección de un mapa con las mediciones de luz ultravioleta en la comunidad autónoma.
En su recorrido habitual desde el campus de la Universidad Autónoma, en Cantoblanco, hasta el centro de Madrid, el profesor Jaque ha podido constatar que en 20 kilómetros se reduce en un 38% la intensidad de las radiaciones ultravioletas. La reducción es de un 90% desde una zona sin ningún tipo de contaminación, como es el puerto de Navacerrada, hasta el centro de la ciudad. Estas mediciones se efectuaron el pasado mes de diciembre. Así, entre el día de Nochebuena y el de Año Nuevo comprobó que la reducción de la intensidad de la luz ultravioleta coincidió con una fuerte caída -de 12 grados- de las temperaturas, los días 29 y 30. Estos datos los ratificó el Instituto Nacional de Meteorología.
El Ayuntamiento de Madrid asegura que la contaminación atmosférica descendió en 1991 respecto a los valores de 1990. El departamento municipal de Medio Ambiente señala que sólo dos estaciones de medición alcanzaron valores de óxidos de nitrógeno superiores a los permitidos. Sin embargo, en los últimos días de diciembre se registraron altos niveles de contaminación, debido a las "extremadamente adversas condiciones meteorológicas que se dieron en Madrid", según una nota de Medio Ambiente. En la segunda quincena de diciembre se superaron los 200 microgramos por metro cuadrado de S02, frente al valor medio de 50 microgramos, para el conjunto de 1991. El encendido de las calderas de carbón de las calefacciones contribuye al incremento de este agente contaminante.
Entre otras aplicaciones, el detector desarrollado en la Universidad Autónoma sirve para verificar la efectividad esterilizadora de las lámparas ultravioletas de los quirófanos o la seguridad de las lámparas de rayos UVA para el bronceado.
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