El planeta que se evaporó
El universo sigue sin planetas fuera del sistema solar tras el error de un astrofísico británico
El pasado miércoles, un prestigioso astrofisico británico, Andrew Lyne, se presentó en Atlanta ante varios centenares de sus colegas, durante la reunión de la Sociedad Americana de Astronomía, y les dijo: "Me he equivocado". Los científicos le aplaudieron, para ayudarle a pasar el mal rato de reconocer que el planeta que había encontrado apenas seis meses antes se había evaporado cuando rehizo los cálculos. El tema se complica porque otros astrónomos norteamericanos aseguran que han encontrado dos planetas por el mismo método que Lyne.
Pensar que el Sol -una estrella pequeña entre billones y billones en el universo- es la única que tiene cuerpos -celestes que orbitan alrededor no resulta razonable pero hasta ahora nadie ha encontrado planetas fuera del sistema solar. Por eso el anuncio de Lyne y sus colegas del observatorio Jodrell fue acogido con interés, porque se trata de un equipo con prestigio en radioastronomía, y también con cierto escepticismo, porque se le había ocurrido encontrar el planeta en un lugar bastante inverosímil, en órbita de una estrella muerta, un púlsar situado además a una distancia enorme de la Tierra, unos 25.000 años luz."Serían demasiadas casualidades", opina el astrofisico Jordi Torra, de la Universidad de Barcelona, quien sin embargo cree que el hecho de que el anuncio (hecho por el conducto reglamentario científico, a través de un artículo publicado en una revista de prestigio) haya resultado falso no es para rasgarse las vestiduras. Que la publicación fue precipitada es opinión unánime. "Era bastante ¡lógico", opina Agustín Sánchez Lavega, especialista en atmósferas planetarias.
"Cuando un científico cree descubrir lo que la gente quiere que descubra todo es mucho más fácil que cuando sucede al contrario", comenta el cosmólogo y astrofisico Mariano Moles, para quien, sin embargo, publicar los descubrimientos está dentro de la práctica científica correcta. "Perci es necesario que resulten reproducibles, que otros equipos los puedan confirmar, y eso es cada vez más dificil en la radioastronomía y en general en la llamada gran ciencia, donde los experimentos son muy caros".
Willem Wamsteker, astrónomo de la Agencia Europea del Espacio, explica que las observaciones de radioastronomía como las que llevaron a Lyne a deducir la existencia de un planeta son complicadas, necesitan múltiples comprobaciones. "El error es comprensible. Hay muchos parámetros que introducir en los cálculos y se trabaja con medidas muy precisas de tiempo". Este astrónomo cree que el error le fue señalado a Lyne por otro equipo, quizá el mismo que afirma haber encontrado dos planetas en órbita de otro púlsar, que intentó duplicar el trabajo y no encontró ningún planeta.
Método adecuado.
Lyne afirmó el miércoles que había verificado el error apenas una semana antes de comunicarlo a la comunidad científica en Atlanta, pero ya para entonces estaba en prensa la revista Nature de esta semana, que publicaba una carta de Lyne reconociendo su error, por lo que resulta más verosímil pensar que quiso hacer coincidir el reconocimiento con la reunión anual en EE UU. El astrofisico británico sostiene que su método es el adecuado para encontrar planetas en órbita de púlsares y cree que el segundo anuncio será al final el bueno. Los astrofísicos consultados creen que tras lo ocurrido este segundo anuncio deberá mantenerse en cuarentena, como tantas otras cosas que se publican en ciencia, hasta que otros científicos dupliquen los experimentos y obtengan los mismos resultados.Los púlsares son restos de la explosión de estrellas que rotan muy rápidamente emitiendo radiación. Desde la Tierra se observan como radicifaros, con un periodo más preciso que el de un reloj atómico. El hallazgo de anomalías en la sucesión de impulsos recibidos de un púlsar permite a los científicos inferir que un cuerpo extraño, posiblemente un planeta, pueda ser la causa, pero la gran distancia y la propia luz del púlsar impiden su observación directa.
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