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Un enfermo de sida viola a un niño de 11 años en Nueva York

Antonio Caño

El caso de Troy Rivera es una de esas historias negras de las calles de Nueva York en las que la marginación, el odio racial y la violencia sexual se confabulan contra un niño de 11 años que acudía a su escuela. Podría ser un caso más de violación de los que llenan los archivos de la policía neoyorquina si no fuera porque Troy Rivera es un delincuente que lleva en su sangre un peligro mortal: el virus del sida.Como cada día, a las 8,00 del pasado martes la víctima caminaba en solitario hacia su colegio, entre las avenidas de Columbus y Amsterdam, en el Upper West Side, una zona decorosa de la ciudad, cuando se encontró con Troy Rivera, un desempleado de origen latino de 27 años con antecedentes de violación.

Por la fuerza le condujo hasta su casa en la calle 77, le desnudó, le obligó a cometer felación, le tumbó en la cama y le violó. Cuando el agresor se levantó para acudir al lavabo, el niño cogió sus ropas y escapó hacia la escuela. La noticia alimentó en seguida el pánico y el odio en una ciudad en la que, en esta misma semana, grupos de muchachos blancos habían rociado pintura blanca sobre los rostros de varios hispanos y negros, y en la que una joven había sido violada por dos negros que la atacaron, según la víctima, por ser "blanca y perfecta".

En el caso de Rivera, además, el agresor pudo haber contagiado a su víctima con el virus del sida. Los especialistas afirman que las probabilidades de contagio en una sola relación sexual se elevan de 1 hasta 50 cuando se trata de un penetración anal.

Los vecinos del niño pedían que Troy Rivera fuese juzgado por un delito de intento de homicidio, pero el fiscal no encontró argumentos legales para hacerlo. "No existe un estatuto criminal en Nueva York que especifique la exposición al sida como un crimen", dijo un portavoz de la acusación. Otros Estados del país sí tienen leyes que permitirían un juicio en esa dirección.

Las organizaciones de homosexuales se han quejado de que la policía haya hecho pública la enfermedad de Troy Rivera porque consideran que eso contribuye a estigmatizar entre la sociedad a todos los afectados por el virus.

En el barrio de la víctima, donde la gente incluso está pensando en abandonar Nueva York, la gente se pregunta cómo es que llevaba más de 12 meses en libertad un portador del sida que ya había cumplido seis años de cárcel por otro delito de violación. Mientras tanto, asociaciones de familiares de pacientes con esa enfermedad se quejan de que la prensa ha tratado el tema con sensacionalismo.

En su declaración a la policía, Troy Rivera confesó que, aunque no se encontraba en buenas condiciones de salud, mantenía periódicamente relaciones sexuales con adolescentes. Los vecinos del acusado han confirmado que veían salir frecuentemente de su casa "prostitutas y homosexuales". Una agencia gubernamental de ayuda a los enfermos de sida aportaba una ayuda para pagar los 850 dólares mensuales del piso de Rivera.

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