Arzalluz y Maragall auguran un año sangriento
El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xabier Arzalluz, comentó ayer en Vitoria que la escalada terrorista ETA confirma que 1992 va a ser un periodo especialmente sangriento. Arzalluz, que hizo estas declaraciones antes de comenzar la reunión de partidos del Pacto por la Paz, añadió que "en 1992 ETA va a echar el resto porque necesita actos de presencia". En el comunicado difundido tras la reunión, el presidente del Ejecutivo vasco, José Antonio Ardanza, pidió confianza a la sociedad porque la estrategia de aislamiento a los violentos "nos va a conducir", señala, "a la victoria".En ese mensaje a la sociedad, los firmantes del pacto de Ajuria Enea solicitan serenidad y confianza, a pesar del dolor y la consternación que producen van a seguir produciendo los actos criminales de los violentos. Sin embargo, subrayan en el comunicado: "El camino que estamos siguiendo es, de verdad, el único oloroso y largo que por sea".
No ceder al chantaje
Los firmantes endurecieron su respuesta a ETA al asegurar que los partidos democráticos no van a ceder al chantaje terrorista. "No conseguirán doblegar nuestra firme voluntad de no negociar con terroristas contrapartidas políticas que dependen de la voluntad popular". "Sólo el abandono de las armas por parte de los terroristas podrá, por tanto, ahorrarnos a todos tanto dolor inútil y propiciar respuestas generosas y dignas de la sociedad".Todos los participantes criticaron las acciones de ETA, que, para Juan María Bandrés, "salpican de sangre a todo el mundo". El presidente de EE insistió en que, "aunque sigamos haciendo comunicados, tenemos que afrontar algún tipo de acción de mayor calado", si bien dijo que un posible referéndum contra ETA en el País Vasco encerraría el riesgo de que alguien capitalizara la abstención.
Mientras, el presidente del PP, Jaime Mayor Oreja, comenzaba la reunión solicitando una mayor colaboración de Francia en la persecución de los etarras, el secretario general del PSE, Ramón Jáuregui, aseguraba que "la política francesa contra ETA es sincera".
Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, también coincidió con Arzalluz en su pesimismo sobre el inmediato futuro del terrorismo de ETA en España. Maragall señaló que, ante los atentados, será "decisiva la capacidad de la sociedad para soportar durante un periodo prolongado el derramamiento de sangre inocente". Para el alcalde socialista, los Juegos Olímpicos convierten a Barcelona en noticia internacional que atrae a lo terroristas.
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