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CRISIS EN EL MAGREB

Un militar y cuatro civiles gobernarán Argelia

FERRAN SALES ENVIADO ESPECIAL Un Comité de Estado formado por un militar y cuatro civiles gobernará Argelia hasta diciembre de 1993, llenando de esta manera el vacío constitucional provocado por la dimisión del ex presidente de la república Chadli Benyedid. La presidencia de este organismo supraconstitucional la ostentará Mohamed Budiaf, de 72 años, uno de los fundadores del expartido único Frente de Liberación Nacional (FLN), que hace más de 27 años que vive en el exilio en Francia y en Marruecos. Pero el verdadero hombre fuerte es el general mayor Jaled Nezar, actual ministro de Defensa y uno de los militares más críticos y combativos contra el partido integrista Frente Islámico de Salvación (FIS).

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El presidente del organismo, Mohamed Budiaf, es uno de los históricos del FLN, que fue secuestrado, junto con Ahmed Ben Bella, en 1956, por los franceses cuando se dirigía en avión a El Cairo. Una vez declarada la independencia de Argelia, Budiaf entró en disidencia con el nuevo presidente de la república, por lo que fue detenido en Argel, permaneciendo 10 meses en la cárcel. Dos años más tarde formó el Comité de Defensa de la Revolución, iniciando una tarea de oposición directa y constante a todos los jefes de Estado que ha tenido Argelia desde 1962, lo que le ha obligado a continuar en el exilio. Actualmente reside en Kenitra (Marruecos), a unos 50 kilómetros de Rabat, donde regenta un pequeño comercio de fabricación de ladrillos.Budiaf se ha mostrado crítico con el proceso democrático iniciado en Argelia, razón por la que se había negado, por el momento, a regresar. Sin embargo, en reiteradas entrevistas publicadas en la prensa argelina, Budiaf ha manifestado estar dispuesto a ofrecer su apoyo personal al país y a las instituciones. Su regreso a Argelia, después de que lo hicieran los líderes históricos Ahmed Ben Bella y Ait Ahmed, tiene un gran significado histórico, ya que con él se reconcilian todas las fuerzas que hicieron posible el nacimiento de esta nación.

Antiintegrista

Pero el verdadero hombre fuerte del Comité de Estado es el general mayor Jaled Nezar, de 54 años, que desde 1990 es ministro de Defensa, primero bajo el mandato de Mulud Hamruche y después bajo el de Sid Ahmed Gozali. Es el primer ministro de Defensa con que ha contado Argelia tras el golpe de Ben Bella, ya que el Ejército y el Ministerio de Defensa habían estado siempre bajo el control directo de la presidencia de la república.

Nezar es un profesional en el sentido más estricto del término militar, y su nombramiento se encuadró, en su momento, dentro de una operación iniciada por Chadli Benyedid tendente a tecnificar al Ejército y a separarlo del aparato burocrático del FLN. Nezar se formó en Tánger y en Estados Unidos, como contrapunto a una serie de generaciones de militares argelinos instruidos esencialmente en la Unión Soviética. Pero el detalle más significativo y representativo de la personalidad político-militar de Nezar lo da su firme y permanente actitud crítica hacia el integrismo del FIS.

Como ministro de Defensa, Nezar coordinó, junto con Benyedid, las fuerzas de seguridad, que en junio de 1991 se hicieron cargo del país durante el estado de excepción y que sofocaron de forma sangrienta la revuelta integrista, que se saldó con 55 muertos. Desde su gabinete, Nezar atacó con dureza a los integristas y ordenó la detención de los principales líderes de la organización, Abasi Madani y Alí Belyad, que actualmente se en cuentran bajo tutela militar en la prisión de Blida, a unos 50 kilómetros de Argel, y contra quienes en los próximos días puede celebrarse un juicio ante el tribunal castrense. Recientemente Nezar ha dado otras pruebas de su firme actitud contra el integrismo, al insinuar que el FIS estaba detrás de los sucesos de Guemar acaecidos hace dos meses cuando un comando atacó y degolló a tres soldados en un puesto fronterizo con Túnez para robarles las armas.

El peso específico de Nezar y sus convicciones antiintegristas difícilmente podrán ser contrarrestados por el resto del Comité de Estado, cuyos otros tres miembros, además de su presidente, son claros representantes de la sociedad religiosa, de los antiguos combatientes y de las asociaciones de derechos humanos. Se trata de Alí Harún, actual ministro de Derechos Humanos; Alí Kafi, secretario general de la organización de ex combatientes o muyahidines, y Tedyini Hadam, director de la mezquita de París y presidente del Consejo Islámico en la capital francesa.

Con este Comité de Gobierno se recupera y pone en la práctica un viejo proyecto del ex presidente Ben Bella, que había sugerido siempre la necesidad de configurar un comité de sabios para gobernar el país en una fase de transición democrática. La única e importante diferencia es que Ben Bella no consideraba la necesidad de introducir en ese comité una personalidad de las cualidades y características del general mayor Nezar.

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