Debate parlamentario
En la página de Opinión del día 19 del mes corriente del diario EL PAÍS, bajo el título Degradación, se expresan valoraciones / descripción en relación con las sesiones parlamentarias sobre el debate en el Senado del proyecto de ley de presupuestos generales del Estado para 1992, con apoyo logístico de fotografía publicada en anterior día, página primera de la edición.Como senador desde las Cortes Constituyentes de 1978, miembro de la mesa del Senado en la misma, y actual senador participante en las actuales sesiones parlamentarias valoradas / descritas por la editorial señalada, acudo a Cartas al director en legítimo lector "desde siempre" de los tiempos democráticos.
Quienes apoyamos / defendemos la libertad de expresión / información de todos los periodistas, incluyendo los gráficos, ante tribunales especiales de la dictadura, seguimos en la misma actitud / ética de libertad, ya que los juristas / abogados democráticos dejamos en el Congreso de León la palabra escrita en pública asamblea.
Sirvan estas líneas de legitimación activa / pasiva para expresar opinión también en estas páginas. Bajo el honor de José Ortega Spottorno y la consejería delegada de Juan Luis Cebrián, acreditados hombres de la Constitución de 1978, independiente de quien ejerce la autoridad suprema de la Cámara senatorial que actuará como en su deber libertad corresponda.
"Los senadores tendrán el derecho y el deber de asistir a las sesiones plenarias... y a votar en las mismas", señala la norma constitucional, "así como a desempeñar todas las funciones que reglamentariamente vengan obligadas", incluso habrá que incluir las que la tradición democrática de los países occidentales donde cultural y antropológicamente están inmersos, es decir, que querer someter a una asistencia escolar / académica a una Cámara resulta sorprendente, ya que la información permanente -biblioteca / archivo-, la comunicación con electorales / ciudadanos -salas de visitas / cafetería-, la tarea / trabajo científico en propio gabinete parlamentario de su despacho de cualquier parlamentario occidental / europeo. Resulta incorrecto señalar, como hace la editorial, "hace tiempo que los representantes populares dejaron de cumplir la tarea que le es propia: parlamentar" en base a una fotografía con hemiciclo de Senado prácticamente vacío, sin concretar / valorar el momento de tal registro gráfico, cuando desde el día 16 al 19 de diciembre actual las sesiones terininaban pasadas las doce de la noche, en última votación de las normas de la ley de presupuestos, tiempo / lugar en un binomio fundamental en la información correcta.
No debe / puede llamarse degradación del debate parlamentario a tales situaciones ocasiones / límites gráficas, tal vez los comentaristas debieran profundizar en la / las palabra / as dichas en la Cámara. A veces acudir a la biblioteca del Senado, a sus archivos históricos, a sus secretarias burocráticas, a sus secretarias de estudio y documentación debiera ser ocupación periodística para que la opinión supiera los blanco / oscuro de la institución. También, pero sobre todo, me conduele que un amigo / compañero, Manuel Cuyas Novas, senador por Pontevedra, alejado hace meses de la actividad parlamentaria de Madrid, asiduo lector del diario EL PAÍS en su enfermedad alejadora, pueda considerar que los parlamentarios socialistas ya no ejercemos, a lo Carlos Barral, nuestra clave cultural.
Donde la inteligencia permanente era lugar en hemiciclo, en biblioteca, en archivo, en cafetería, en pasillos de pasos encontrados... en la conversación / comunicación con los hombres / mujeres de la prensa.
En nombre de la libertad de información / expresión, apelo para esta publicación.-
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