Penosa autodisolución del Parlamento soviético
El Parlamento soviético concluyó ayer formalmente su historia en una ceremonia penosa: sin quórum para aprobar una resolución, dos decenas de diputados tuvieron que contentarse con votar una declaración en la que reconocen la desaparición de la Unión Soviética. Pero aun antes de que los parlamentarios terminaran de redactar su propia acta de de función, los obreros comenzaron a desatornillar la placa que afuera del edificio decía: "Sóviet Supremo de la Unión de Repúblicas Soviéticas". Mientras tanto, los ministros de Defensa de los 11 países miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) se reunían en Moscú para preparar los documentos que presentarán a la aprobación de los jefes de Estado el próximo lunes en Minsk y el presidente de Rusia, Borís Yeltsin, tomaba bajo su jurisdicción el Servicio Central de Espionaje.
"Ahora que el presidente ha dimitido, ahora que la bandera de la Unión Soviética ha sido arriada del Kremlin, tenemos el derecho moral y constitucional de cesar en nuestra labor", dijo Anaurbek Alimzhánov, jefe del Sóviet de las Repúblicas. Esta Cámara, la alta del Parlamento de la Unión Soviética, era la única que seguía funcionando, pues la baja ya había dejado de hacerlo el lunes pasado.Alimzhánov constató con amargura que "es imposible saltarse épocas históricas, y ahora debemos regresar al capitalismo". Según la doctrina marxista-leninista, el socialismo y el comunismo son las fases superiores del desarrollo de la sociedad, y el imperio ruso en 1917 prácticamente saltó del feudalismo al socialismo sin pasar por el estadio capitalista.
"Basándonos en la voluntad de los máximos órganos representativos del poder estatal de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán de crear la Comunidad de Estados Independientes, el Sóviet de las Repúblicas declara que la Unión de Repúblicas Socialialistas Soviéticas deja de exlitir después de que los citados Estados ratifiquen el acuerdo de formación de la Comunidad", se dice en el documento aprobado por los pocos diputados que se dignaron asistir y votar en esta triste ceremonia que puso punto final a la última institución del imperio soviético.
Estrategia militar
Los ministros de Defensa de los miembros de la CEI se reunieron ayer en Moscú, tres días después de lo inicialmente previsto el sábado pasado en Almá Atá, para discutir la futura política militar y tratar de elaborar un acuerdo de alianza militar que será presentada a la cumbre de los jefes de Estado que se reunirá el lunes en Minsk. Fue aquí, en la capital bielorrusa, donde el 8 de diciembre los tres presidentes eslavos de la Unión Soviética decidieron terminar con el poder central y formar la CEI. En reunión del lunes se espera que, además del pacto militar, se aprueben los estatutos de la nueva Comunidad.
Borís Yeltsin visitó ayer, en su primer día como señor absoluto del Kremlin, el cuartel general del Servicio Central de Espionaje, en el barrio moscovita de Yásenevo, institución que bajo el nombre de Agencia de Espionaje Extranjero ha pasado a jurisdicción de Rusia. Yeltsin, según la agencia Tass, confirmó como espía número uno al académico Yevgueni Primakov. La noticia ha sido recibida con cierta sorpresa en Moscú, ya que Primakov siempre ha sido un hombre del ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov.
La dimisión de Gorbachov fue ayer, como era de esperarse, uno de los temas centrales de los periódicos rusos. "El más destacado reformador del siglo XX", le llama Nezavísimaya Gazeta. "Las huellas que deja en los anales de nuestra sociedad y de todo el mundo no desapacerán", escribe Pravda. Pero junto a estos juicios positivos, ambos diarios -como también los otros que dedican sus páginas al ex presidente soviético- tienen palabras muy duras para con Gorbachov. Sin embargo, el juez más severo es, paradójicamente, un historiador perseguido en la época anterior a Gorbachov: Roy Medvédev. Después de recordar que el sanguinario Stalin entregó convertido en una superpotencia el país que había recibido en un Estado desastroso en 1924, Medvédev dice: "Creo que no es necesario probar que la Unión Soviética, en 1985, cuando Gorbachov asumió el poder, era un país incomparablemente mejor, a pesar de todas sus deficiencias, de lo que es hoy".
Alexandr Rutskoi, el vicepresidente ruso, aunque en otro contexto y con palabras dirigidas contra Yeltsin se vino a hacer eco de las de Medvédev. En Rusia no hay en estos momentos "ni Gobierno ni democracia" y esta situación podría tener "consecuencias imprevisibles".
Gorbachov, como informó Yeltsin en una reunión con periodistas rusos, deberá dejar la dacha presidencial, "pero se le dará otra, más pequeña, pero buena". También deberá entregar su apartamento en la calle Kosiguin -"aunque yo no pienso mudarme allí", precisó Yeltsin-, pero conservará su actual sueldo de 4.000 rublos (4.000 pe setas al cambio turístico) y parte de su guardia personal. "Pidió demasiado, así que lo dividimos por 10 y le dimos 20 hombres para su protección y servicio", especificó. Yeltsin denegó al ex presidente soviético la inmunidad que pedía, pero le concedió dos coches.
Valentín Popov, alcalde de Moscú, dijo ayer que no dimitirá de su puesto como anunció hace días. La decisión fue adoptada tras una entrevista personal con Yeltsin.
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