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HACIA LA CUMBRE DE MAASTRICHT

La CE decidirá por mayoría quien necesita viasado

F. M. / S. G-DEl Consejo de Ministros de la CE, por mayoría cualificada y a propuesta de la Comisión, determinará la lista de Estados a cuyos ciudadanos se solicitará visado para poder entrar en un país miembro de la Comunidad. Esa será la única competencia verdaderamente común de la nueva Unión Europea en materia de política interior o justicia, si la cumbre no modifica el actual borrador.

Londres pretende aún que esa decisión se tome por unanimidad, pero está prácticamente sola. España, que expresó inicialmente su temor a que este punto afecte a sus relaciones con América Latina, ha renunciado a dar la batalla.Los debates previos han sido enconados. Alemania defendió con ahínco la necesidad de traspasar a la Unión todo lo relativo a la política de asilo e inmigración, de forma que pudiera decidirse por mayoría absoluta y dejara de ser competencia de cada Estado. Pretendía así europeizar el grave problema al que hace frente (recibió el año pasado centenares de miles de solicitudes de asilo) y racionalizar a nivel comunitario la posible llegada a sus fronteras de grandes oleadas de refugiados del Este o de la antigua URSS.

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La cerrada oposición británica, que se enorgullece de haber mantenido siempre una política de inmigración particulannente dirigida hacia los países de la Commonwealth, hizo que Bonn fuera reduciendo sus expectativas.

En el borrador actual, todo lo relativo a política interior y justicia, salvo los mencionados visados, se relega a un nuevo pilar, un mecanismo de cooperación entre Gobiernos algo perfeccionado. Allí irá a parar, en el mejor de los casos, tanto la política de inmigración como la lucha contra la toxicomanía y el fraude internacional, la cooperación en materia civil, penal y aduanera y la creación de una Oficina Europea de Policía (Europol), reducida momentáneamente a un mero sistema de intercambio de información.

Las decisiones sobre a estos puntos se tomarán por unanimidad, es decir, habrá poder de veto, aunque en algunos casos el Consejo de Ministros "podrá" decidir que las modalidades concretas de aplicación se adopten por mayoría cualificada. En cualquier caso, ni la Comisión ni el Parlamento Europeo tendrán nada que decir.

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La esperanza alemana es que la práctica vaya demostrando la utilidad de sus propuestas y que en 1996 se acepte revisar todo el paquete e instalar pasarelas entre este pilar y la política auténticamente común. Entonces sería posible convertir la Europol en una policía federal europea, tal y como desea el canciller Helmut Kohl, con el apoyo de Felipe González.

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