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HACIA LA CUMBRE DE MAASTRICHT

Holanda intenta resolver el problema de la cohesión con una vía intermedia

La presidencia holandesa hará una nueva propuesta sobre la cohesión en la cumbre, en un intento de acercar las posturas entre los países que, como España, exigen garantías jurídicas en el Tratado de Unión Europea y la mayoría, que sólo acepta una declaración que no obliga a nada. La solución de compromiso que se dibuja es añadir al tratado un protocolo, de carácter vinculante, que incluya la creación de un fondo estatal de convergencia y el principio de prosperidad relativa a la hora de contribuir al presupuesto comunitario. España, según fuentes comunitarias, preferiría, en todo caso, combinar las dos fórmulas: un protocolo para los fondos y un artículo para las contribuciones.

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ENVIADOS ESPECIALESLas horas previas al inicio de la cumbre fueron frenéticas para la delegación española. Desde su llegada, ayer, domingo, a Maastricht, el presidente del Gobierno, Felipe González, se entrevistó con Helmut Kohl. Un portavoz de la delegación española aseguró que la actitud alemana hacia las pretensiones españolas había sido "comprensiva, receptiva y razonable". González buscó también el apoyo del primer ministro holandés, Rutid Lubbers, y de Jacques Delors, presidente de la Comisión.En la agenda figuraba un breve encuentro con Giulio Andreotti, aunque Italia ha adelantado su apoyo a las tesis españolas. El primer ministro holandés, Lubbers, ya había asegurado que, "a la luz del desarrollo de los debates", presentaría un nuevo texto.

Por primera vez, González, muy a su pesar, puede desempeñar el papel de primer protagonista en un Consejo Europeo. Si sus demandas no son satisfechas, el presidente del Gobierno no descarta la posibilidad de imponer el veto. Aunque España y el Reino Unido, por razones muy diferentes, son las dos principales amenazas de bloqueo, la impresión ayer en Maastricht era que la sangre no llegará al río y que será posible encontrar una solución intermedia.

El apoyo de Delors a la cohesión ya está garantizado, aunque su valor se reduce a suinfluencia moral, puesto que el presidente de la Comisión no tiene voto en esta reunión. El respaldo más importante sería el del canciller alemán. González confiaba en convencer a Kohl para que sea más receptivo de lo que ha sido hasta ahora su ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, reacio a ir más allá de una mera declaración de intenciones. Para Alemania , el reforzamiento de la cohesión representa tener que aumentar su contribución económica a la CE, aunque tenga como compensación la posibilidad de que los cinco länder del Este pasen a beneficiarse de los fondos estructurales de la CE.

Los cuatro mosqueteros

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De entrada, González sólo contará en su particular batalla con la ayuda declarada de los líderes de los otros beneficiarios directos de la cohesión: Portugal, Grecia e Irlanda. Son, en expresión de un diplomático, "D'Artagnan y los tres mosqueteros", una comparación de mal augurio, puesto que se dice que el popular personaje de Alejandro Dumas murió precisamente en el asalto a la ciudad de Maastricht.

España quiere que el tratado incluya garantías de que la cohesión pasará a convertirse en "uno de los pilares de la CE", tal como preconiza Jacques Delors. Por un lado, el artículo 201 debería consagrar la creación de un quinto recurso comunitario, según el cual los países contribuirían al presupuesto de la CE de acuerdo al principio de progresividad o de prosperidad relativa. El objetivo es corregir el efecto pemicioso del actual sistema de pagos a la CE, que castiga a un país de alto consumo y elevado número de turistas como España a la hora de aportar su porcentaje de la recaudación del IVA.

Desde el punto de vista de los ingresos, España quiere modificar la redacción del artículo 130 D, de forma que, en lugar de decir que los Doce "pueden crear", aseguré que el Consejo "creará" un nuevo fondo estatal. Este fondo de convergencia estaría destinado a financiar programas de protección delmedio ambiente y grandes redes de infraestructuras, pero España quiere añadir posibles ayudas para infraestructuras sanitarias y educativas.

En ese mismo artículo, España pretende introducir la posibilidad de que la CE cofinancie con un mayor porcentaje que el previsto ahora en los fondos estructurales los proyectos destinados a las regiones más desfavorecidas. La Comisión plantea presentar el próximo año, en la revisión de las perspectivas financieras de la CE para el período 1993-1997, una propuesta de duplicación de las ayudas a las zonas más pobres.

La posición española de obtener garantías en el tratado es respaldada por Portugal, aunque no hasta el punto de llegar al veto.

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