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Médicos y farmaceuticos consideran un fracaso la nueva receta

El nuevo modelo de receta médica ha fracasado estrepitosamente, según médicos y farmacéuticos, apenas seis meses después de su entrada en vigor. Los primeros la consideran "burocrática y engorrosa". Los segundos se niegan a dispensar aquellas que no estén bien cumplimentadas. En medio de la polémica, los pacientes encuentran en el mostrador de la farmacia la réplica del vuelva usted mañana de Larra con el "vuelva usted al médico y que le rellene los casilleros que faltan". El hecho empieza a generalizarse en grandes ciudades, como Madrid.-Por favor, me mandan de la farmacia porque en esta receta faltan dos datos, y a ésta, otros dos. ¿Me los pone usted?

-Imposible, eso sólo puede hacerlo el doctor; espere que le doy cita.

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-Pero, hombre, si es un momento. ¿No puede ser hoy?

-Espere que pregunto al doctor si le puede atender cuando termine con los pacientes citados para hoy.

Este diálogo, mantenido el pasado lunes en un centro de salud de la zona norte de Madrid ante la ventanilla de citaciones, es un reflejo claro del peregrinar -del médico a la farmacia y de la farmacia al médico, para retornar nuevamente a la botica que cada día inician miles de usuarios. En este caso, el paciente, un hombre de edad avanzada, tuvo suerte: el médico accedió a atenderle esa misma mañana, evitándole perder otra jornada.

"Era de cajón, quieren controlar tantos datos que, al final, consiguen justo lo contrario", afirma un facultativo vinculado a la Administración. En efecto, el objetivo que se perseguía con el nuevo modelo de receta -ampliar la información- se ha convertido en el talón de Aquiles de esta medida del Ministerio de Sanidad. Anteayer, el propio ministro de Sanidad y Consumo, Julián García Valverde, ha reconocido la conveniencia de cambiar nuevamente el modelo.

"Son muchas recetas las que hace! a lo largo del día para entretenerte en rellanar todos los datos. Es una pérdida de tiempo alucinante. Si al menos sirviera para que el Insalud hiciera un control, pero es imposible informatizar todo eso", afirma A. C., pediatra, resumiendo tanto su opinión como la de sus compañeros en el centro de salud.

A. C., que rellena una media de 100 recetas al mes, reconoce que desde hace unos 15 días llegan pacientes devueltos desde las farmacias. "Suelen ir directos a la consulta, sin pedir hora. También hemos notado que mientras rellenas las recetas ya hay algunos que te dicen: 'Póngalo todo para que no me digan nada en la farmacia'. Pero, en general, no hay problemas".

Los muestreos realizados por los colegios de farmacéuticos y el propio Insalud reflejan que hay dos datos -posología y duración del tratamiento- que se resisten especialmente a la pluma de los facultativos. Esta situación está generando ya picarescas: hay pacientes que, ante la posibilidad de tener que volver a la consulta, se los inventan.

"A mi lado, en la farmacia, había una señora a la que le ponían pegas con la receta. No lo dudé un instante, en cuanto entregué la mía al farmacéutico, le indiqué que el tratamiento era para un mes", explica M. A., aquejada de una afección en la piel. El boticario anotó los datos y le entregó los fármacos prescritos. Pero las indicaciones del colegio de farmacéuticos son claras: a partir del 1 de diciembre no se despachará en Madrid una sola receta incompleta. Cada año circulan 500 millones de recetas, según el Insalud.

Juan Barranco, médico del centro de salud San Blas, en Parla (Madrid), rellena de 200 a 300 recetas a la semana para una media de 25 a 30 pacientes al día. Barranco cree que no habrá problemas. "Es más engorrosa que la anterior, pero ya nos hemos acostumbrado".

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